Página 504 - Consejos Sobre la Salud (1989)

Basic HTML Version

500
Consejos Sobre la Salud
se colocan en la relación correcta con la vida. Cuando se produce la
enfermedad como resultado de su transgresión de las leyes naturales,
no procuran corregir sus errores para luego pedir la bendición de
Dios, sino que acuden a los médicos. Si recuperan la salud, dan a
las drogas y a los médicos todo el honor. Están siempre dispuestos a
[454]
convertir en un ídolo el poder y la sabiduría humanos, y al parecer
no conocen otro dios fuera de la criatura: polvo y cenizas.
No es seguro confiar en los médicos que no tienen el temor de
Dios en ellos. Sin la influencia de la gracia divina, “engañoso es
el corazón más que todas las cosas, y perverso”.
Jeremías 17:9
. Su
objetivo es engrandecerse a sí mismos. Bajo la protección de la
profesión médica ¡cuántas iniquidades se han practicado, cuántos
engaños se han soportado! El médico puede pretender poseer gran
sabiduría y una habilidad admirable, mientras al mismo tiempo su
carácter es abandonado y su práctica es contraria a las leyes de
la salud. El Señor nuestro Dios nos asegura que él está esperando
para demostrar su gracia; él nos invita a acudir a él en el día de la
dificultad.
Además, la enseñanza de estos médicos aleja constantemente
de los principios que Dios nos ha dado con respecto a la salud,
especialmente en lo que concierne al régimen de alimentación. Dicen
que no estamos viviendo como debiéramos y prescriben cambios
que son contrarios a la luz que Dios ha enviado. Hermanos, ¿cómo
podría el Señor hacer descansar sobre nosotros su bendición cuando
nos estamos dirigiendo directamente hacia el terreno del enemigo?
Dios es el ayudador de su pueblo
¿Por qué los seres humanos no están nada dispuestos a confiar
en Aquel que creó al hombre y que puede, mediante un toque, una
palabra, una mirada, sanar toda clase de enfermedad? ¿Quién es
más digno de nuestra confianza que Aquel que realizó un sacrificio
tan grande para redimirnos? Nuestro Señor nos ha dado instrucción
definida, por medio del apóstol Santiago, en lo que concierne a
nuestro deber en caso de enfermedad. Cuando fracasa la ayuda
humana, Dios será el ayudador de su pueblo. “¿Está alguno enfermo
[455]
entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él,
ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe