Página 508 - Consejos Sobre la Salud (1989)

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La ruina ocasionada por Satanás
El espiritismo hace aparecer a Satanás como el benefactor de
la raza humana, que sana las enfermedades del pueblo y profesa
presentar un sistema religioso nuevo y más elevado; pero al mismo
tiempo obra como destructor. Sus tentaciones arrastran a la multitud
a la ruina. La intemperancia destrona la razón, los placeres sensuales,
las disputas y los crímenes la siguen. Satanás se deleita en la guerra,
que despierta las más viles pasiones del alma, y arroja luego a sus
víctimas, sumidas en el vicio y en la sangre, a la eternidad. Su objeto
consiste en hostigar a las naciones a hacerse mutuamente la guerra;
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pues de este modo puede distraer los espíritus de los hombres de la
obra de preparación necesaria para subsistir en el día del Señor
Satanás obra asimismo por medio de los elementos para cosechar
muchedumbres de almas aún no preparadas. Tiene estudiados los
secretos de los laboratorios de la naturaleza y emplea todo su poder
para dirigir los elementos en cuanto Dios se lo permita. Cuando
se le dejó que afligiera a Job, ¡cuán prestamente fueron destruidos
rebaños, ganados, sirvientes, casas e hijos, en una serie de desgra-
cias, obra de un momento! Es Dios quien protege a sus criaturas
y las guarda del poder del destructor. Pero el mundo cristiano ha
manifestado su menosprecio de la ley de Jehová, y el Señor hará
exactamente lo que declaró aquel día: alejará sus bendiciones de la
tierra y retirará su cuidado protector de sobre los que se rebelan con-
tra su ley y enseñan y obligan a los demás a hacer lo mismo. Satanás
ejerce dominio sobre todos aquellos a quienes Dios no guarda en
forma especial. Favorecerá y hará prosperar a algunos para obtener
sus fines, y atraerá desgracias sobre otros, al mismo tiempo que hará
creer a los hombres que es Dios quien los aflige.
Al par que se hace pasar ante los hijos de los hombres como un
gran médico que puede curar todas sus enfermedades, Satanás pro-
ducirá enfermedades y desastres a tal punto que ciudades populosas
serán reducidas a ruinas y desolación. Ahora mismo está obrando.
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El Conflicto de los Siglos, 646-647 (1888)
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