Eduquemos a la gente
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para que sea su morada, y sobre el cual desea que ejerzamos una
mayordomía fiel. “Porque vosotros sois el templo del Dios viviente,
como Dios dijo: habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos
serán mi pueblo”.
2 Corintios 6:16
.
Mantengan en alto los principios de la reforma de la salud,
y permitan que el Señor guíe a los que son de corazón honesto.
Presenten los principios de la temperancia en su forma más atrayente.
Hagan circular los libros que contienen instrucciones relativas a la
vida sana.
[479]
La gente sufre por la necesidad de que los alumbre la luz de las
páginas de nuestros libros y revistas que contienen el mensaje de la
salud. Dios desea utilizar tales publicaciones como faros de donde
procedan rayos luminosos que llamen poderosamente la atención
de la gente y les hagan oír la amonestación del mensaje del tercer
ángel. Nuestras revistas sobre salud son instrumentos en este campo,
llamados a realizar una obra especial en la diseminación de la luz
que los habitantes del mundo necesitan en este día de preparación de
Dios. Ejercen una influencia incalculable en favor de los intereses de
la reforma de la salud, la temperancia y la pureza social, y realizarán
una gran cantidad de bien al presentar adecuadamente estos temas a
la gente, en su luz verdadera.
Sobre estos principios el Señor nos ha estado enviando una línea
tras otra y si desoímos estos principios, no rechazamos al mensajero
que los enseña, sino a Aquel que nos los ha dado.
Seamos portadores de luz
La reforma debe presentarse de continuo a la gente, y por nuestro
ejemplo debemos vigorizar nuestra enseñanza. La verdadera religión
y las leyes de la salud se relacionan estrechamente. Es imposible
trabajar para la salvación de los hombres y mujeres sin presentarles
la necesidad de romper con las complacencias pecaminosas que
destruyen la salud, degradan el alma e impiden que la verdad divina
impresione la mente. A hombres y mujeres debe enseñárseles a
considerar cuidadosamente todo hábito y toda práctica, y a descartar
inmediatamente todas las cosas que crean una condición malsana en
el cuerpo y así ensombrecen la mente. Dios desea que sus portaluces
sostengan siempre un alto ideal. Por el precepto y el ejemplo, deben