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Consejos Sobre la Salud
ción consiste mayormente en pan y leche. Tienen poca fruta, y no
pueden comprar los alimentos a base de oleaginosas. Al enseñar la
reforma pro salud, como en toda otra obra evangélica, debemos tener
en cuenta la situación de la gente. Hasta que podamos enseñarle a
preparar alimentos saludables, apetitosos, nutritivos, y sin embargo,
poco costosos, no estamos libres para presentar los principios más
adelantados de la alimentación saludable.
Que la reforma sea progresiva
Sea progresiva la reforma alimentaria. Enséñese a la gente a
preparar alimentos sin mucho uso de leche o mantequilla. Expli-
quémosle que llegará pronto el tiempo en que será peligroso usar
huevos, leche, crema o mantequilla, porque las enfermedades au-
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mentan proporcionalmente a la maldad que reina entre los hombres.
Se acerca el tiempo en que, debido a la iniquidad de la especie caída,
toda la creación animal gemirá bajo las enfermedades que azotan
nuestra tierra.
Dios dará a su pueblo capacidad y tacto para preparar alimentos
sanos sin aquellas cosas. Descarte nuestro pueblo todas las recetas
malsanas. Aprenda a vivir en forma saludable y enseñe a otros lo
que aprendió. Sepa impartir este conocimiento como impartiría la
instrucción bíblica. Enseñe a la gente a conservar la salud y aumentar
su vigor, evitando mucho del arte culinario que ha llenado el mundo
con inválidos crónicos. Por precepto y ejemplo demuestre claramen-
te que el alimento que Dios dio a Adán en su estado sin pecado es el
mejor para el consumo del hombre que procura recuperar ese estado
sin pecado.
Enseñad con sabiduría
Los que enseñan los principios de la reforma de la salud deben
comprender bien los asuntos relacionados con la enfermedad y sus
causas, y entender que cada acción del agente humano debe reali-
zarse en perfecta armonía con las leyes de la vida. La luz que Dios
nos ha concedido en esto de la reforma de la salud es para nuestra
propia salvación y la del mundo. Se debe informar a la gente con
relación al cuidado del cuerpo humano, preparado por el Cordero