Alimentos sanos en todos los países
El Señor me ha encomendado decir que él no ha confiado a unas
pocas personas toda la luz que puede recibirse con relación a la
mejor manera de preparar los productos alimentarios...
Dios es el autor de toda sabiduría, de toda inteligencia y todo
talento. El ha de magnificar su nombre al conceder a muchas mentes
sabiduría en la preparación de productos alimentarios. Y cuando lo
haga, la fabricación de estos productos no ha de considerarse como
un atropello de los derechos de quienes ya elaboran esta clase de ali-
mentos, aunque en algunos respectos los productos preparados por
las diferentes personas sean similares. Dios tomará a hombres comu-
nes y los dotará de habilidades y conocimientos en la utilización del
fruto de la tierra. El trata a sus obreros imparcialmente. No olvida a
ninguno. El impresionará a hombres de negocios guardadores del
sábado, para que establezcan industrias que provean empleo para su
pueblo. El enseñará a sus siervos a elaborar productos alimentarios
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sanos más baratos y que puedan ser comprados por los pobres.
En todos nuestros planes debemos recordar que el trabajo de fa-
bricar alimentos sanos es propiedad de Dios, y que no debe prestarse
a la especulación financiera para obtener ganancias personales. Es el
don de Dios a su pueblo y las ganancias han de emplearse en todas
partes para el bien de la humanidad doliente.
Se deben diseñar muchos medios y proveer diversas empresas,
especialmente en los estados del sur de los Estados Unidos, para
que los pobres y necesitados puedan sostenerse mediante el traba-
jo relacionado con las industrias de productos alimentarios. Bajo
la dirección de maestros que trabajen por la salvación de sus al-
mas, aprenderán a cultivar la clase de productos que mejor crezcan
en sus localidades y a prepararlos para la industria alimentaria.—
Testimonios para la Iglesia 7:126
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