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Consejos Sobre la Salud
seguía por dondequiera que pasaba. Los ciegos y los sordos se
regocijaban en su presencia. Las palabras que les hablaba a los
ignorantes abrían para ellos una fuente de vida. Dispensaba sus
bendiciones en abundancia y continuamente. Representaban los
tesoros almacenados desde la eternidad, dados en Cristo, el rico
regalo del Señor para la humanidad.
Pero no se ha terminado el trabajo de Cristo en favor de los seres
humanos. Todavía continúa actualmente. Sus embajadores deben
predicar el Evangelio y revelar su amor por las almas perdidas que
perecen. Al manifestar un interés altruista por los menesterosos ofre-
cerán una demostración práctica de la verdad del Evangelio. Esta
obra requiere muchísimo más que la mera predicación de sermones.
La obra que Dios ha dado a los que avanzan en su nombre es la
evangelización del mundo. Se deben hacer colaboradores con Cristo,
y revelar su amor tierno y compadecido a los que están por pere-
cer. Dios llama a miles de personas para trabajar por él, no en la
predicación de la verdad para este tiempo a los que ya la conocen,
sino en la amonestación de los que nunca han escuchado el último
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mensaje de misericordia. Trabajen con el corazón lleno de un deseo
ferviente por alcanzar a las almas. Hagan obra médica misionera. De
ese modo hallarán entrada en los corazones de la gente, y prepararán
el camino para una proclamación más decidida de la verdad.
¿Quiénes colaborarán con Cristo en este bendito trabajo médico
misionero? ¿Quiénes han aprendido las lecciones del Maestro y
saben cómo tratar diestramente con las almas por las cuales Cristo
murió? ¡Oh, cuánto necesitamos médicos del alma, que hayan sido
educados en la escuela de Cristo y que puedan trabajar siguiendo
los lineamientos del Señor! Nuestra tarea consiste en aprender de
Aquel que es el camino, la verdad, y la vida. Hemos de interesar a la
gente en los temas que conciernen tanto a la salud del cuerpo como
a la del alma. Los creyentes tienen que dar un mensaje decidido con
el fin de preparar el camino para el reino de Dios.
Los grandes temas de la verdad bíblica deben penetrar el mismo
corazón de la sociedad, para convertir y reformar a los hombres y las
mujeres, haciéndolos conscientes de su gran necesidad de prepararse
para las mansiones que Cristo prometió preparar para todos los que
le aman. Cuando el Espíritu Santo realice su obra, los corazones
de piedra serán transformados en corazones de carne, y Satanás no