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Consejos Sobre la Salud
cos para distinguir entre los hábitos físicos correctos y los pernicio-
sos e instruir a sus hijos acerca de ellos. Las grandes masas humanas
son tan ignorantes e indiferentes con respecto a la educación física y
moral de sus hijos como lo es la creación animal. Sin embargo se
atreven a echarse encima la responsabilidad de ser padres.
Cada madre debiera familiarizarse con las leyes que gobiernan
la vida física. Debe enseñarles a sus hijos que la gratificación de
los apetitos animales produce un efecto mórbido sobre el sistema
y debilita sus sensibilidades morales. Los padres deben buscar la
luz y la verdad como si buscaran un tesoro escondido. A los padres
se les ha encomendado la sagrada responsabilidad de formar los
caracteres de sus hijos mientras son niños. Tienen el deber de ser
tanto maestros como médicos de ellos. Deberían comprender las
exigencias y las leyes de la naturaleza. La conformidad cuidadosa
con las leyes que Dios ha implantado en nuestro ser nos asegurará
una buena salud, y en nosotros no se producirá un quebrantamiento
de la constitución que nos inducirá a llamar al médico para que nos
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ponga otra vez en buenas condiciones.
Muchos parecen pensar que tienen el derecho de tratar a sus
cuerpos como les parece, pero olvidan que sus cuerpos no les perte-
necen. El Creador, que los formó, tiene derechos sobre ellos que no
se pueden ignorar impunemente. Cada transgresión innecesaria de
las leyes que Dios ha establecido para nuestros cuerpos, constituye
virtualmente una violación de la ley de Dios, y a la vista del Cielo
es un pecado tan grande como el quebrantamiento de los Diez Man-
damientos. La ignorancia de este importantísimo tema es un pecado.
La luz brilla sobre nosotros actualmente, y si no la apreciamos ni
actuamos inteligentemente con respecto a estas cosas, quedaremos
sin excusa, porque el entenderlas es nuestro más elevado interés
terrenal.