Página 581 - Consejos Sobre la Salud (1989)

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No ha de ser una obra separada
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semejantes el remedio para el pecado, el mismo debe ser movido
por el Espíritu de Dios. No debe manejar los remos a menos que se
encuentre bajo la dirección divina. No puede trabajar eficazmente, ni
puede llevar a cabo los propósitos de Dios en armonía con la mente
divina, a menos que encuentre, no de la mente humana sino de la
sabiduría infinita, el hecho de que a Dios le agradan sus planes.
El propósito benevolente de Dios abarca todos los ramos de su
obra. La ley de dependencia e influencia recíprocas debe recono-
cerse y obedecerse. “Ninguno de nosotros vive para sí mismo”. El
enemigo ha utilizado la cadena de la dependencia para juntar a los
hombres. Se han unido para destruir la imagen de Dios en el hombre,
para contrarrestar el Evangelio, pervirtiendo sus principios. Están
representados en la Palabra de Dios como atados en gavillas para
ser quemados. Satanás está uniendo sus fuerzas para perdición. La
unidad del pueblo elegido de Dios ha sido terriblemente sacudida.
Dios ofrece un remedio. No consiste en una influencia entre muchas
influencias, ni se halla en un mismo nivel con ellas; sino que es una
influencia que se eleva por encima de todas las demás que existen
sobre la faz de la tierra, que corrige y ennoblece. Los que trabajan
en el Evangelio, debieran ser elevados y santificados, porque tratan
de los grandes principios de Dios. Unidos con Cristo, son obreros
juntamente con Dios. Así desea el Señor unir a sus seguidores, para
que sean un poder para el bien, y que cada uno desempeñe su parte,
y sin embargo que todos aprecien el principio de la dependencia de
la Cabeza.
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