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Consejos Sobre la Salud
acudían a él en busca de alivio. El fue el médico más grande que el
mundo ha conocido, y sin embargo combinó con su obra de sanidad
la verdad salvadora del alma.
Así es como deben trabajar nuestros médicos. Hacen la obra del
Señor cuando trabajan como evangelistas y presentan instrucciones
acerca de la forma como el alma puede ser sanada por el Señor Jesús.
Todo médico debiera saber orar con fe por los enfermos, como tam-
bién administrar el tratamiento adecuado. Al mismo tiempo debiera
trabajar como un ministro de Dios para enseñar arrepentimiento,
conversión y salvación del alma y el cuerpo. Esta combinación de
trabajo ampliará su experiencia y extenderá notablemente su influen-
cia.
En contacto con el pueblo
De una cosa estoy segura: la mayor obra de nuestros médicos
consiste en lograr acceso a la gente del mundo en forma adecuada.
Hay un mundo que perece en el pecado ¿y quién se ocupará de la
obra en nuestras ciudades? Los mayores médicos son los que viven
las pisadas de Jesucristo.
Hay una obra que se debe llevar a cabo en todas nuestras ciu-
dades y los que todavía trabajan y obran humildemente con Dios,
que se esfuerzan cada día para ser vencedores, obtendrán preciosas
victorias día a día. La obra que se realiza con humildad llevará las
credenciales divinas. Ocultémonos en Dios. Lo que veo con más
claridad es la necesidad de hombres y mujeres unidos en realizar la
obra que necesita llevarse a cabo en nuestras ciudades... El Señor
tiene paciencia con los hombres, e invita a todos al arrepentimiento.
¿Se ocuparán los pastores y los médicos de esta obra que apenas se
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ha tocado? Que Dios nos ayude a ser fieles y a llevar a cabo la obra
que ahora es tan importante.
Ahora es el momento de llevar a cabo esfuerzos decididos para
despertar a la gente que nunca ha sido amonestada. Se dedica mucho
pensamiento y trabajo a la fácil empresa. Esto está bien, pero si se
realizaran mayores esfuerzos para enviar a los misioneros a predicar
la verdad, un mayor número de personas mostrarían interés y se
ganarían para la verdad. Mientras Jesús ministra en el verdadero
santuario de arriba, por medio de su Espíritu Santo obra a través de