Página 621 - Consejos Sobre la Salud (1989)

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Nuestro deber en la preservación de la salud
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El trabajo al aire libre es una bendición
Si trabajasen con inteligencia, dando tanto al cuerpo como a la
mente su debida porción de ejercicio, los predicadores no sucum-
birían tan fácilmente a la enfermedad. Si todos nuestros obreros
pudiesen pasar cada día unas pocas horas trabajando al aire libre,
y se sintiesen libres para hacerlo, les sería una bendición; podrían
desempeñar con más éxito los deberes de su vocación. Si no tie-
nen tiempo para tener un recreo completo, podrían hacer planes y
orar mientras trabajasen con las manos, y podrían volver a su labor
refrigerados en cuerpo y espíritu.
A algunos de nuestros predicadores les parece que deben hacer
cada día alguna labor de que puedan informar a la asociación. Como
resultado de tratar de hacer esto, sus esfuerzos son demasiado a
menudo débiles y carentes de eficiencia. Debieran tener períodos
de descanso, completamente libres de labor agotadora. Pero estos
momentos no pueden reemplazar al ejercicio físico diario.
Hermanos, cuando toméis tiempo para cultivar vuestro jardín,
obteniendo así el ejercicio necesario para mantener el organismo
apto para funcionar debidamente, estáis haciendo la obra de Dios
tanto como cuando celebráis reuniones. Dios es nuestro Padre; nos
ama, y no exige que sus siervos abusen de sus fuerzas físicas.
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Comidas irregulares e indigestión
Otra causa de mala salud e ineficiencia en el trabajo es la in-
digestión. Es imposible para el cerebro desempeñar sus funciones
de la mejor manera posible cuando se ha abusado de las fuerzas
de la digestión. Muchos comen apresuradamente diversas clases
de alimentos, que originan trastornos en el estómago, y así confun-
den el cerebro. Debe evitarse igualmente el consumo de alimentos
malsanos, y el comer con exceso alimentos sanos.
Muchos comen a toda hora, sin consideración de las leyes de
la salud. Como resultado la mente se oscurece. ¿Cómo pueden los
hombres ser honrados con sabiduría divina, cuando son tan temera-
rios en sus hábitos, y prestan tan poca atención a la luz que Dios ha
dado acerca de estas cosas?