Página 645 - Consejos Sobre la Salud (1989)

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Consejos a los médicos y enfermeros
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descuidada e irreverente. En todo momento deben confiar en Aquel
que dio su vida por la humanidad caída y que respeta la propiedad
que ha comprado. En esa forma considerarán adecuadamente lo que
la sangre de Cristo ha adquirido. Se colocarán todas las piezas de la
armadura celestial a fin de ser protegidos de los asaltos del enemigo.
Esta es una salvaguardia contra el pecado que los médicos deben
utilizar si quieren tener éxito en su obra.
Nuestros cuerpos pertenecen a Dios. El pagó el precio de la
redención por el cuerpo tanto como por el alma. “¿O ignoráis...
que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio,
glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los
cuales son de Dios”.
1 Corintios 6:19-20
. “El cuerpo no es para la
fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo”.
Vers.
13
. El Creador vela sobre el organismo humano y lo mantiene en
acción. Si no fuera por su cuidado constante, el pulso dejaría de
sentirse, cesaría la acción del corazón, y el cerebro no desempeñaría
sus funciones.
El cerebro es el órgano e instrumento de la mente y controla la
totalidad del cuerpo. Para que el resto del organismo se mantenga
con salud, el cerebro debe tener salud. Y para que el cerebro tenga
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salud, la sangre debe ser pura. Si la sangre se mantiene pura por
medio de hábitos correctos de comer y beber, el cerebro se mantendrá
debidamente alimentado.
Condiciones productoras de enfermedad
La falta de acción armoniosa en el organismo humano es lo que
produce enfermedad. La imaginación puede controlar las demás par-
tes del cuerpo y causarles perjuicio. Todas las partes del organismo
deben trabajar armoniosamente. Los diferentes órganos del cuerpo,
especialmente los que se encuentran alejados del corazón, debieran
recibir abundante circulación de sangre. Los miembros desempeñan
una parte importante y debieran recibir atención debida.
Dios es el gran Guardián del organismo humano. Debemos
cooperar con él en el cuidado de nuestros cuerpos. El amor a Dios
es esencial para la vida y la salud. A fin de gozar de salud perfecta,
nuestros corazones deben estar llenos de esperanza, amor y gozo.