Extremos en el vestir
Como pueblo, no creemos que sea nuestro deber salir del mundo
para escapar de la moda. Si tenemos una manera de vestir ordenada,
sencilla, modesta y cómoda, y la gente del mundo elige vestirse
como nosotros, ¿cambiaríamos nuestro modo de vestir para ser dife-
rentes del mundo? No. No debemos ser raros o singulares en nuestra
vestimenta para diferenciarnos del mundo, porque nos despreciarían
si lo hiciéramos. Los cristianos son la luz del mundo, la sal de la tie-
rra. Su vestimenta debiera ser ordenada y modesta, su conversación
casta y celestial, y su comportamiento sin tacha.
¿Cómo debemos vestirnos? Si algunas damas usaban vestidos
muy acolchados antes de la introducción de vestidos con aros me-
tálicos, nada más que con fines de exhibición, pecaban contra sí
mismas al perjudicar su salud, la cual era su deber preservar. Si hay
quienes los usan ahora nada más que para imitar los vestidos con
aros, cometen pecado, porque están procurando imitar una moda
lamentable. Antes de la introducción de los vestidos con aros me-
tálicos se utilizaban faldas con nervadura o cordoncillos. Yo usé
faldas con nervaduras livianas desde la edad de catorce años, no
con fines de exhibición sino por comodidad y decencia. Cuando se
introdujeron los vestidos con aros, no abandoné mis faldas con ner-
vaduras. ¿Tendré que descartarlas ahora, porque se han introducido
los vestidos con aros metálicos? No, porque eso sería llevar las cosas
a un extremo.
Siempre tengo que recordar que debo ser un ejemplo, y por
lo tanto no debo seguir las modas, sino un curso independiente,
sin incurrir en extremos en lo que concierne a la manera de vestir.
Desechar mis faldas con nervaduras, que siempre han sido modestas
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y cómodas, para ponerme en cambio una falda liviana de algodón,
con lo cual me pondría en ridículo en el extremo opuesto, estaría
mal, porque entonces no establecería el ejemplo correcto, sino que
pondría un argumento en boca de las que usan vestidos con aros.
Para justificarse por usar esos vestidos, me señalarían a mí como
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