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Consejos Sobre la Salud
el huérfano no suban al cielo como testimonio contra nosotros. Que
la sangre de las almas no se encuentre en nuestros vestidos. Que
el precioso tiempo de prueba no se malgaste en la complacencia
del orgullo del corazón. ¿Acaso no hay pobres que deban visitarse?
¿Acaso no hay ojos que no ven, para los cuales podáis leer la Palabra
de Dios? ¿Acaso no hay desvalidos y desanimados que necesitan
vuestras palabras de consuelo y oraciones?...
No juguéis más, hermanas mías, con vuestras propias almas y
con Dios. Se me ha mostrado que la causa principal de vuestra
apostasía es vuestro amor por el vestido. Os induce a descuidar
graves responsabilidades, y tenéis apenas una chispa del amor de
Dios en vuestro corazón. Sin demora, renunciad a la causa de vuestra
apostasía, porque es un pecado contra vuestra propia alma y contra
Dios. No os endurezcáis por el engaño del pecado.
La gente nos considera un pueblo peculiar. Nuestra posición y
fe nos distingue del resto de las denominaciones. Si en la vida y el
carácter no somos mejores que el mundo, nos señalarán con escarnio
y dirán: “Estos son adventistas”. Aquí tenemos un ejemplo de lo que
son los que guardan el sábado en lugar del domingo”. El estigma
que podría lanzarse justamente contra esa clase de religiosos, se
extiende a todos los que observan el sábado concienzudamente.
¡Cuánto mejor sería que esa clase de gente no pretendiera obedecer
la verdad!—
Testimonies for the Church 5:138 (1882)
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Referencia para estudio adicional: (
El Ministerio de Curación, 219-225
), “El vesti-
do”.
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