Página 670 - Consejos Sobre la Salud (1989)

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Consejos Sobre la Salud
Rehuid las familiaridades indebidas
Las más pequeñas insinuaciones, vengan de quien vinieren, invi-
tándoos a cometer pecado o a permitir la menor licencia injustificada
para con vuestras personas, debieran ofenderos como el peor de
los insultos a vuestra dignidad de mujeres. Un beso en la mejilla,
en un momento y lugar inoportunos, debiera haceros rechazar al
emisario de Satanás con disgusto. Si viene de alguien que detenta
un importante puesto y se ocupa de las cosas sagradas, el pecado
es diez veces más grande, y debiera hacer que una mujer o joven
temerosa de Dios se aparte con horror, no sólo del pecado que os
haría cometer, sino también de la hipocresía y bajeza de quien la
gente respeta y honra como siervo de Dios. Está manejando asuntos
sagrados, y sin embargo ocultando la bajeza de su corazón con su
vestimenta de ministro. Temed cualquier manifestación de familiari-
dad semejante. Estad seguras de que el más mínimo atisbo de esta
familiaridad evidencia una mente lasciva y un ojo concupiscente. Si
esta actitud se alienta en lo más mínimo, si se tolera cualquiera de
las libertades mencionadas, tenéis la mejor evidencia de que vuestras
mentes no son puras y castas como debieran ser, y que el pecado
y el mal son atractivos para vosotras. Rebajáis el nivel de vuestro
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carácter de mujeres dignas y virtuosas, y dais clara evidencia de
que habéis permitido que una pasión concupiscente, baja, animal y
ordinaria se mantenga viva en vuestro corazón y nunca haya sido
crucificada.
Cuando me fueron mostrados los peligros que corren los que
profesan cosas mejores, y los pecados que existen entre ellos—una
clase que no se sospecha que esté en peligro de ser afectada por
estos pecados corruptores—sentí la necesidad de saber: ¿Quién, oh
Dios, podrá mantenerse en pie cuando tú aparezcas? Sólo los que
tienen las manos limpias y los corazones puros soportarán el día de
su venida.
Modestia y reserva
El Espíritu del Señor me impulsa a urgir a mis hermanas que
profesan piedad a ser modestas en su apariencia y a actuar con un
apropiado recato, con pudor y sobriedad. Las libertades que la gente