Página 70 - Consejos Sobre la Salud (1989)

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Consejos Sobre la Salud
las leyes de la salud. Los cristianos no deben aceptar las costumbres
y prácticas del mundo.
La historia de Daniel fue registrada para beneficio nuestro. El
eligió una conducta que lo hizo conspicuo en la corte del rey. No
se conformó a los hábitos alimentarios de los cortesanos, sino que
propuso en su corazón no comer las carnes de la mesa del rey
[50]
ni beber sus vinos. Esta decisión no fue tomada a la ligera ni de
modo vacilante, sino que fue hecha con inteligencia y practicada
resueltamente. Daniel honró a Dios; y en él se cumplió la promesa:
“Yo honraré a los que me honran”.
1 Samuel 2:30
. El Señor le dio
“conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias” y también
le concedió “entendimiento en toda visión y sueños” (
Daniel 1:17
);
de modo que llegó a ser más sabio que todos los miembros de la
corte real, más sabio que todos los astrólogos y magos del reino.
Los que sirvan a Dios con sinceridad y verdad constituirán un
pueblo peculiar, diferente del mundo y separado de él. Sus alimentos
no serán preparados para complacer la glotonería o gratificar el gusto
pervertido, sino para obtener de ellos la mayor cantidad de fortaleza
física y, en consecuencia, la mejor condición mental...
La gratificación excesiva en la comida es un pecado. Nuestro
padre celestial ha derramado sobre nosotros la gran bendición de la
reforma pro salud, para que lo podamos glorificar obedeciendo las
demandas que hace de nosotros. Los que han recibido la luz acerca
de este importantísimo tema tienen el deber de manifestar un mayor
interés por los que todavía sufren por falta de conocimiento. Los que
esperan el pronto regreso de su Salvador no deberían manifestar una
falta de interés en esta gran obra de reforma. La acción armoniosa
y saludable de todas las facultades del cuerpo y la mente produce
felicidad; mientras más elevadas y limpias sean estas facultades, más
pura y genuina será la felicidad. Una existencia sin propósitos es
una muerte en vida. La mente debería preocuparse de los temas que
se refieren a nuestros intereses eternos. Esto contribuirá a la salud
del cuerpo y de la mente.
Nuestra fe requiere que levantemos las normas de la reforma y
que demos pasos de progreso. Debemos separarnos del mundo si
queremos que Dios nos siga aceptando. Como pueblo, el Señor nos
[51]
amonesta: “Salid de en medio de ellos, y apartaos... y no toquéis
lo inmundo; y yo os recibiré”.
2 Corintios 6:17
. Pueda ser que el