Página 69 - Consejos Sobre la Salud (1989)

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Temperantes en todo
La reforma de la salud es una parte importante del mensaje
del tercer ángel; y como pueblo que profesa esta reforma debemos
avanzar continuamente, y nunca retroceder. Es una gran cosa que
podamos asegurarnos la salud acatando las leyes de la vida, y muchos
no lo han hecho. Gran parte de las enfermedades y los sufrimientos
que abundan entre nosotros son el resultado de la transgresión de las
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leyes físicas, producto de los propios malos hábitos de la gente
Nuestros antepasados nos han hecho herederos de costumbres y
apetitos que plagan al mundo con enfermedades. Las consecuencias
de los pecados que los padres cometen al complacer los apetitos
pervertidos, recaen dolorosamente sobre los hijos hasta la tercera
y cuarta generaciones. La mala alimentación de muchas generacio-
nes, los hábitos de glotonería y desenfreno de la gente, han hecho
que se llenen nuestros hospicios, prisiones y manicomios. La in-
temperancia en la bebida de té, café, vino, cerveza, ron y brandy,
además del uso del tabaco, el opio y otros narcóticos, ha produci-
do una gran degeneración mental y física que continúa creciendo
constantemente.
¿Son estos males que azotan a la raza humana un resultado de
la providencia de Dios? No; en realidad existen porque la gente ha
vivido en forma contraria a su providencia y todavía continúa igno-
rando sus leyes irresponsablemente. Con las palabras del apóstol,
apelo a las personas que no han sido cegadas ni paralizadas por en-
señanzas y prácticas erróneas, a los que están listos a rendirle a Dios
el mejor servicio de que son capaces: “Así que, hermanos, os ruego
por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en
sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.
No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la
renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea
la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”.
Romanos 12:1-2
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No tenemos derecho de violar caprichosamente un solo principio de
[
The Review and Herald, 29 de julio de 1884
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