Página 27 - El Discurso Maestro de Jesucristo (1956)

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Las bienaventuranzas
23
Dijo Jesús: “El agua que yo le daré será en él una fuente de agua
que salte para vida eterna”
Cuando el Espíritu Santo nos revele la
verdad, atesoraremos las experiencias más preciosas y desearemos
hablar a otras personas de las enseñanzas consoladoras que se nos
han revelado. Al tratar con ellas, les comunicaremos un pensamiento
nuevo acerca del carácter o la obra de Cristo. Tendremos nuevas
revelaciones del amor compasivo de Dios, y las impartiremos a los
que lo aman y a los que no lo aman.
“Dad, y se os dará”, porque la Palabra de Dios es una “fuente de
huertos, pozo de aguas vivas, que corren del Líbano”. El corazón
que probó el amor de Cristo, anhela incesantemente beber de él con
más abundancia, y mientras lo impartimos a otros, lo recibiremos
en medida más rica y copiosa. Cada revelación de Dios al alma
aumenta la capacidad de saber y de amar. El clamor continuo del
corazón es: “Más de ti”, y a él responde siempre el Espíritu: “Mucho
más”. Dios se deleita en hacer “mucho más abundantemente de lo
que pedimos o entendemos”. A Jesús, quien se entregó por entero
para la salvación de la humanidad perdida, se le dio sin medida el
Espíritu Santo. Así será dado también a cada seguidor de Cristo
siempre que le entregue su corazón como morada. Nuestro Señor
mismo nos ordenó: “Sed llenos de Espíritu”, y este mandamiento
es también una promesa de su cumplimiento. Era la voluntad del
Padre que en Cristo “habitase toda la plenitud”; y “vosotros estáis
completos en él”
[23]
Dios derramó su amor sin reserva alguna, como las lluvias que
refrescan la tierra. Dice él: “Rociad, cielos, de arriba, y las nubes
destilen la justicia; ábrase la tierra, y prodúzcanse la salvación y la
justicia; háganse brotar juntamente”. “Los afligidos y menesterosos
buscan las aguas, y no las hay; seca está de sed su lengua; yo Jehová
los oiré, yo el Dios de Israel no los desampararé. En las alturas abriré
ríos, y fuentes en medio de los valles; abriré en el desierto estanques
de aguas, y manantiales de aguas en la tierra seca”. “Porque de su
plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia”