Página 40 - El Discurso Maestro de Jesucristo (1956)

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El Discurso Maestro de Jesucristo
la luz de los hombres”
Sólo al recibir vida podían sus discípulos
hacerse portaluces. La vida de Cristo en el alma y su amor revelado
en el carácter los convertiría en la luz del mundo.
La humanidad por sí misma no tiene luz. Aparte de Cristo somos
un cirio que todavía no se ha encendido, como la luna cuando su
cara no mira hacia el sol; no tenemos un solo rayo de luz para disipar
la oscuridad del mundo. Pero cuando nos volvemos hacia el Sol de
justicia, cuando nos relacionamos con Cristo, el alma entera fulgura
con el brillo de la presencia divina.
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Los seguidores de Cristo han de ser más que una luz entre los
hombres. Son
la
luz del mundo. A todos los que han aceptado su
nombre, Jesús dice: Os habéis entregado a mí, y os doy al mundo
como mis representantes. Así como el Padre lo había enviado al
mundo, Cristo declara: “Los he enviado al mundo”
Como Cristo
era el medio de revelar al Padre, hemos de ser los medios de revelar
a Cristo. Aunque el Salvador es la gran fuente de luz, no olvidéis,
cristianos, que se revela mediante la humanidad. Las bendiciones de
Dios se otorgan por medio de instrumentos humanos. Cristo mismo
vino a la tierra como Hijo del hombre. La humanidad, unida con la
naturaleza divina, debe relacionarse con la humanidad. La iglesia de
Cristo, cada individuo que sea discípulo del Maestro, es un conducto
designado por el cielo para que Dios sea revelado a los hombres. Los
ángeles de gloria están listos para comunicar por vuestro intermedio
la luz y el poder del cielo a las almas que perecen. ¿Dejará el agente
humano de cumplir la obra que le es asignada? En la medida de su
negligencia, priva al mundo de la prometida influencia del Espíritu
Santo.
Jesús no dijo a sus discípulos: Esforzaos por
hacer
que brille
la luz; sino: “
Alumbre
vuestra luz”. Si Cristo mora en el corazón,
es imposible ocultar la luz de su presencia. Si los que profesan ser
seguidores de Cristo no son la luz del mundo es porque han perdido
el poder vital; si no tienen luz para difundir, es prueba de que no
tienen relación con la Fuente de luz.
A través de toda la historia “el Espíritu de Cristo que estaba en
ellos
hizo de los hijos fieles de Dios la luz de los hombres de
su generación. José fue portaluz en Egipto. Por su pureza, bondad
y amor filial, representó a Cristo en medio de una nación idólatra.
Mientras los israelitas iban desde Egipto a la tierra prometida, los que