Leví Mateo
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pereciendo por las enfermedades del alma. ¿No consistía, pues, su
obra como médico en ir a la clase que necesitaba su ayuda?
Pero aunque los fariseos tenían tan alto concepto de sí mismos,
estaban realmente en peor condición que aquellos a quienes despre-
ciaban. Los publicanos tenían menos fanatismo y suficiencia propia,
y así eran más susceptibles a la influencia de la verdad. Jesús dijo a
los rabinos: “Andad pues, y aprended qué cosa es: Misericordia quie-
ro, y no sacrificio.” Así demostró que mientras aseveraban exponer
la Palabra de Dios, ignoraban completamente su espíritu.
Los fariseos fueron acallados por el momento, pero quedaron
tanto más resueltos en su enemistad. Buscaron luego a los discípulos
de Juan el Bautista y trataron de levantarlos contra el Salvador. Esos
fariseos no habían aceptado la misión del Bautista. Habían señalado
con escarnio su vida abstemia, sus costumbres sencillas, sus ropas
burdas, y le habían declarado fanático. Porque él denunciaba su
hipocresía, habían resistido a sus palabras, y habían tratado de incitar
al pueblo contra él. El Espíritu de Dios había obrado en los corazones
de estos escarnecedores, convenciéndolos de pecado; pero habían
rechazado el consejo de Dios, y habían declarado que Juan estaba
poseído de un demonio.
Pero ahora que Jesús había venido y andaba entre la gente,
comiendo y bebiendo en sus mesas, le acusaban de glotón y bebedor.
Los mismos que hacían esa acusación eran culpables. Así como
Satanás representa falsamente a Dios y le reviste de sus propios
atributos, la conducta de los mensajeros de Dios fué falseada por
esos hombres perversos.
Los fariseos no querían considerar que Jesús comía con los
publicanos y los pecadores para llevar la luz del cielo a aquellos que
moraban en tinieblas. No querían ver que cada palabra pronunciada
por el divino Maestro era una simiente viva que iba a germinar
y llevar fruto para gloria de Dios. Habían resuelto no aceptar la
luz; y aunque se habían opuesto a la misión del Bautista, estaban
ahora listos para cortejar la amistad de sus discípulos, esperando
obtener su cooperación contra Jesús. Sostuvieron que Jesús anulaba
las antiguas tradiciones; y pusieron en contraste la austera piedad
del Bautista con la conducta de Jesús al comer con publicanos y
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pecadores.