Página 484 - El Deseado de Todas las Gentes (1955)

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El Deseado de Todas las Gentes
Después de aguardar dos días, Jesús dijo a los discípulos: “Va-
mos a Judea otra vez.” Los discípulos se preguntaban por qué, si
Jesús iba a ir a Judea, había esperado dos días. Pero lo que más los
embargaba era su ansiedad por Cristo y por sí mismos. No podían
ver sino peligro en lo que estaba por hacer. “Rabbí—dijeron,—ahora
procuraban los judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá? Respondió
Jesús: ¿No tiene el día doce horas?” Estoy bajo la dirección de mi
Padre; mientras hago su voluntad, mi vida está segura. Mis doce
horas del día no han terminado todavía. Ha empezado el último resto
de mi día; pero mientras queda algo, estoy seguro.
“El que anduviere de día—continuó—no tropieza, porque ve la
luz de este mundo.” El que hace la voluntad de Dios, que anda en
la senda que Dios le ha trazado, no puede tropezar ni caer. La luz
del Espíritu guiador de Dios le da una clara percepción de su deber,
y le conduce hasta el final de su obra. “Mas el que anduviere de
noche, tropieza, porque no hay luz en él.” El que anda en la senda
que se eligió, donde Dios no le ha llamado, tropezará. Para él, el día
se trueca en noche, y dondequiera que esté, no está seguro.
“Dicho esto, díceles después: Lázaro nuestro amigo duerme;
mas voy a despertarle del sueño.” “Lázaro nuestro amigo duerme.”
¡Cuán conmovedoras son estas palabras! ¡Cuán llenas de simpatía!
Mientras pensaban en el peligro que su Maestro estaba por arrostrar
yendo a Jerusalén, los discípulos casi se habían olvidado de la familia
enlutada de Betania. Pero no así Cristo. Los discípulos se sintieron
reprendidos. Les había sorprendido que Cristo no respondiera más
prontamente al mensaje. Habían estado tentados a pensar que él no
tenía por Lázaro y sus hermanas el tierno amor que ellos le atribuían
y que debiera haberse vuelto rápidamente con el mensajero. Pero
las palabras: “Lázaro nuestro amigo duerme,” despertaron en ellos
los debidos sentimientos. Quedaron convencidos de que Cristo no
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se había olvidado de sus amigos que sufrían.
“Dijeron entonces sus discípulos: Señor, si duerme, salvo estará.
Mas esto decía Jesús de la muerte de él: y ellos pensaron que hablaba
del reposar del sueño.” Cristo presenta a sus hijos creyentes la muerte
como un sueño. Su vida está oculta con Cristo en Dios, y hasta que
suene la última trompeta los que mueren dormirán en él.
“Entonces, pues, Jesús les dijo claramente: Lázaro es muerto; y
huélgome por vosotros, que yo no haya estado allí, para que creáis: