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El Deseado de Todas las Gentes
abandonada en el camino. Por mucho tiempo, permaneció recha-
zada. Pero cuando los edificadores llegaron al fundamento de la
esquina, buscaron mucho tiempo una piedra de suficiente tamaño y
fortaleza, y de la forma apropiada para ocupar ese lugar y soportar
el gran peso que había de descansar sobre ella. Si hubiesen escogi-
do erróneamente la piedra de ese lugar, hubiera estado en peligro
todo el edificio. Debían encontrar una piedra capaz de resistir la
influencia del sol, de las heladas y la tempestad. Se habían escogido
diversas piedras en diferentes oportunidades, pero habían quedado
desmenuzadas bajo la presión del inmenso peso. Otras no podían
soportar el efecto de los bruscos cambios atmosféricos. Pero al fin
la atención de los edificadores se dirigió a la piedra por tanto tiempo
rechazada. Había quedado expuesta al aire, al sol y a la tormenta, sin
revelar la más leve rajadura. Los edificadores la examinaron. Había
soportado todas las pruebas menos una. Si podía soportar la prueba
de una gran presión, la aceptarían como piedra de esquina. Se hizo
la prueba. La piedra fué aceptada, se la Ilcvó a la posición asignada
y se encontró que ocupaba exactamente el lugar. En visión profética,
se le mostró a Isaías que esta piedra era un símbolo de Cristo. El
dice:
“A Jehová de los ejércitos, a él santificad: sea él vuestro temor, y
él sea vuestro miedo. Entonces él será por santuario; mas a las dos
casas de Israel por piedra para tropezar, y por tropezadero para caer,
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y por lazo y por red al morador de Jerusalem. Y muchos tropezarán
entre ellos, y caerán, y serán quebrantados: enredaránse, y serán
presos.” Conduciéndoselo en visión profética al primer advenimien-
to, se le mostró al profeta que Cristo había de soportar aflicciones
y pruebas de las cuales era un símbolo el trato dado a la piedra
principal del ángulo del templo de Salomón. “Por tanto, el Señor
Jehová dice así: He aquí que yo fundo en Sión una piedra, piedra de
fortaleza, de esquina, de precio, de cimiento estable: el que creyere,
no se apresure.
En su sabiduría infinita, Dios escogió la piedra fundamental, y
la colocó él mismo. La llamó “cimiento estable.” El mundo entero
puede colocar sobre él sus cargas y pesares; puede soportarlos todos.
Con perfecta seguridad, pueden todos edificar sobre él. Cristo es
una “piedra probada.” Nunca chasquea a los que confían en él. El
ha soportado la carga de la culpa de Adán y de su posteridad, y