Cristo purifica de nuevo el templo
543
ha salido más que vencedor de los poderes del mal. Ha llevado las
cargas arrojadas sobre él por cada pecador arrepentido. En Cristo ha
hallado alivio el corazón culpable. El es el fundamento estable. Todo
el que deposita en él su confianza, descansa perfectamente seguro.
En la profecía de Isaías se declara que Cristo es un fundamento
seguro y a la vez una piedra de tropiezo. El apóstol Pedro, escribien-
do bajo la inspiración del Espíritu Santo, muestra claramente para
quiénes es Cristo una piedra fundamental, y para quiénes una roca
de escándalo:
“Si empero habéis gustado que el Señor es benigno; al cual
allegándoos, piedra viva, reprobada cierto de los hombres, empero
elegida de Dios, preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed
edificados una casa espiritual, y un sacerdocio santo, para ofrecer
sacrificios espirituales, agradables a Dios por Jesucristo. Por lo cual
también contiene la Escritura: He aquí, pongo en Sión la principal
piedra del ángulo, escogida, preciosa; y el que creyere en ella, no
será confundido. Ella es pues honor a vosotros que creéis: mas para
los desobedientes, la piedra que los edificadores reprobaron, ésta fué
hecha la cabeza del ángulo; y piedra de tropiezo, y roca de escándalo
a aquellos que tropiezan en la palabra, siendo desobedientes.
[551]
Para todos los que creen, Cristo es el fundamento seguro. Estos
son los que caen sobre la Roca y son quebrantados. Así se repre-
sentan la sumisión a Cristo y la fe en él. Caer sobre la Roca y ser
quebrantado es abandonar nuestra justicia propia e ir a Cristo con
la humildad de un niño, arrepentidos de nuestras transgresiones
y creyendo en su amor perdonador. Y es asimismo por la fe y la
obediencia cómo edificamos sobre Cristo como nuestro fundamento.
Sobre esta piedra viviente pueden edificar por igual los judíos y
los gentiles. Es el único fundamento sobre el cual podemos edificar
con seguridad. Es bastante ancho para todos y bastante fuerte para
soportar el peso y la carga del mundo entero. Y por la comunión
con Cristo, la piedra viviente, todos los que edifican sobre este
fundamento llegan a ser piedras vivas. Muchas personas se modelan,
pulen y hermosean por sus propios esfuerzos, pero no pueden llegar
a ser “piedras vivas,” porque no están en comunión con Cristo. Sin
esta comunión, el hombre no puede salvarse. Sin la vida de Cristo en
nosotros, no podemos resistir los embates de la tentación. Nuestra
seguridad eterna depende de nuestra edificación sobre el fundamento