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El Deseado de Todas las Gentes
la cuestión había sido presentado claramente, y se asombraban del
discernimiento previsor de Cristo.
No bien fueron reducidos al silencio los fariseos, llegaron los
saduceos con sus preguntas arteras. Los dos partidos se hacían mu-
tuamente una acerba oposición. Los fariseos eran rígidos adherentes
de la tradición. Eran rigurosos en las ceremonias externas, diligentes
en los lavamientos, ayunos, largas oraciones y limosnas ostentosas.
Pero Cristo declaró que anulaban la ley de Dios enseñando como
doctrinas los mandamientos de los hombres. Formaban una clase
fanática e hipócrita. Sin embargo, había entre ellos personas de pie-
dad verdadera, que aceptaban las enseñanzas de Cristo y llegaron
a ser sus discípulos. Los saduceos rechazaban las tradiciones de
los fariseos. Profesaban creer la mayor parte de las Escrituras, y
considerarlas como su norma de acción; pero en la práctica eran
escépticos y materialistas.
Los saduceos negaban la existencia de los ángeles, la resurrec-
ción de los muertos y la doctrina de una vida futura, con sus re-
compensas y castigos. En todos estos puntos, diferían de los fari-
seos. Entre los dos partidos, la resurrección era un tema especial
de controversia. Al principio, los fariseos creían firmemente en la
resurrección, pero, con estas discusiones, sus opiniones acerca del
estado futuro se volvieron confusas. La muerte llegó a ser para ellos
un misterio inexplicable. Su incapacidad para hacer frente a los
argumentos de los saduceos era ocasión de continua irritación. Las
discusiones entre las dos partes tenían generalmente como resultado
airadas disputas que los separaban siempre más.
Los saduceos eran mucho menos numerosos que sus oponentes,
y no tenían mucho dominio sobre el pueblo común; pero muchos de
ellos eran ricos y ejercían la influencia que imparte la riqueza. En
sus filas figuraba la mayor parte de los sacerdotes, y de entre ellos
se elegía generalmente al sumo sacerdote. Pero esto se hacía, sin
embargo, con la expresa estipulación de que no fuesen recalcadas
sus opiniones escépticas. Debido al número y la popularidad de los
fariseos, era necesario para los saduceos dar su aquiescencia externa
a sus doctrinas mientras ocupaban un cargo sacerdotal. Pero el hecho
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mismo de que eran eligibles para tales cargos, daba influencia a sus
errores.