Página 662 - El Deseado de Todas las Gentes (1955)

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El Deseado de Todas las Gentes
puso en pie el proyecto de tomar a Cristo por la fuerza y hacerle rey.
Sus esperanzas eran grandes y su des encanto fué amargo.
El discurso de Cristo en la sinagoga acerca del pan de vida,
fué el punto decisivo en la historia de Judas. Oyó las palabras: “Si
no comiereis la carne del Hijo del hombre, y bebiereis su sangre,
no tendréis vida en vosotros.
Vió que Cristo ofrecía beneficio
espiritual más bien que mundanal. Se consideraba como previsor, y
pensó que podía vislumbrar que Cristo no tendría honores ni podría
conceder altos puestos a sus seguidores. Resolvió no unirse tan
íntimamente con Cristo que no pudiese apartarse. Quedaría a la
expectativa, y así lo hizo.
Desde ese tiempo expresó dudas que confundían a los discípulos.
Introducía controversias y sentimientos engañosos, repitiendo los
argumentos presentados por los escribas y fariseos contra los aser-
tos de Cristo. Todas las dificultades y cruces, grandes y pequeñas,
las contrariedades y aparentes estorbos para el adelantamiento del
Evangelio, eran interpretados por Judas como evidencias contra su
veracidad. Introducía pasajes de la Escritura que no tenían relación
con las verdades que Cristo presentaba. Estos pasajes, separados
de su contexto, dejaban perplejos a los discípulos y aumentaban el
desaliento que constantemente los apremiaba. Sin embargo, Judas
hacía todo esto de una manera que parecía concienzuda. Y mientras
los discípulos buscaban pruebas que confirmasen las palabras del
gran Maestro, Judas los conducía casi imperceptiblemente por otro
camino. Así, de una manera muy religiosa y aparentemente sabia,
daba a los asuntos un cariz diferente del que Jesús les había dado y
atribuía a sus palabras un significado que él no les había impartido.
Sus sugestiones excitaban constantemente un deseo ambicioso de
preferencia temporal, y así apartaban a los discípulos de las cosas
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importantes que debieran haber considerado. La disensión en cuanto
a cuál de ellos era el mayor era generalmente provocada por Judas.
Cuando Jesús presentó al joven rico la condición del discipulado,
Judas sintió desagrado. Pensó que se había cometido un error. Si
a hombres como este joven príncipe podía relacionárselos con los
creyentes, ayudarían a sostener la causa de Cristo. Si se le hubiese
recibido a él, Judas, como consejero, pensaba, podría haber sugerido
muchos planes ventajosos para la pequeña iglesia. Sus principios y