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El Deseado de Todas las Gentes
honor al Hijo de Dios es el escogido para revelar los propósitos de
Dios a los hombres pecaminosos!
Zacarías había expresado duda acerca de las palabras del ángel.
No había de volver a hablar hasta que se cumpliesen. “He aquí—dijo
el ángel,—estarás mudo hasta el día que esto sea hecho, por cuanto
no creíste a mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo.”
El sacerdote debía orar en este culto por el perdón de los pecados
públicos y nacionales, y por la venida del Mesías; pero cuando
Zacarías intentó hacerlo, no pudo pronunciar una palabra.
Saliendo afuera para bendecir al pueblo, “les hablaba por señas,
y quedó mudo.” Le habían esperado mucho tiempo y empezaban a
temer que le hubiese herido el juicio de Dios. Pero cuando salió del
lugar santo, su rostro resplandecía con la gloria de Dios, “y enten-
dieron que había visto visión en el templo.” Zacarías les comunicó
lo que había visto y oído; y “fué, que cumplidos los días de su oficio,
se vino a su casa.”
Poco después del nacimiento del niño prometido, la lengua del
padre quedó desligada, “y habló bendiciendo a Dios. Y fué un temor
sobre todos los vecinos de ellos; y en todas las montañas de Judea
fueron divulgadas todas estas cosas. Y todos los que las oían, las
conservaban en su corazón, diciendo: ¿Quién será este niño?” Todo
esto tendía a llamar la atención a la venida del Mesías, para la cual
Juan había de preparar el camino.
El Espíritu Santo descendió sobre Zacarías, y en estas hermosas
palabras profetizó la misión de su hijo:
“¡Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo,
pues irás ante la faz del Señor,
para preparar sus caminos;
dando conocimiento de salvación a su pueblo,
en la remisión de sus pecados;
a causa de las entrañas de misericordia de nuestro Dios,
en las que nos visitará el Sol naciente, descendiendo
de las alturas,
para dar luz a los que están sentados en tinieblas y
en sombra de muerte;
para dirigir nuestros pies en el camino de la paz.” [V.M.]
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