Página 776 - El Deseado de Todas las Gentes (1955)

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El Deseado de Todas las Gentes
Butler
. Al querer probar que “la iglesia tiene poder para instituir
fiestas de precepto,” el
Catecismo Doctrinal
dice: “Si no tuviese
tal poder, no podría haber hecho aquello en que concuerdan con
ella todos los religiosos modernos: no podría haber
substituído la
observancia del domingo, primer día de la semana, en lugar de
la observancia del sábado, séptimo día,
cambio para el cual no
hay
autoridad bíblica.”
Otra obra católica (
Abridgment of Christian
Doctrine
) prueba la misma autoridad de la iglesia “por el mismo
acto de cambiar el sábado en domingo.... Guardando el domingo,
ellos [los protestantes]
reconocen el poder que tiene la iglesia
para
ordenar fiestas, y para
ordenarlas so pena de pecado.”
Muchos otros
testimonios respecto del mismo hecho podrían presentarse de fuentes
católicas y protestantes. La marca de la bestia es, por lo tanto, el
domingo impuesto por la ley.
¿Hay pruebas de que el gobierno norteamericano hará esto, y
que obligará a todos sus súbditos a recibir esta marca en la diestra,
absteniéndose de todo trabajo, o en la frente, es decir libremente y
por su profesión de fe? En verdad, las pruebas abundan. Ya varios
estados, por separado, han perseguido a los que realizaban traba-
jos comunes en domingo. Por la multiplicación de las decisiones
judiciales, contrarias a la Constitución y al verdadero espíritu ame-
ricano, y por la enorme presión de los entusiastas religiosos sobre
los magistrados, la nación de los Estados Unidos se está dirigiendo
hacia el fin lógico de los pasos ya dados, a saber una unión completa
de la iglesia y el estado y la elevación del domingo al estado de ley.
¿Qué vendrá luego? Habrá quienes, en conciencia obedientes a
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Dios y a su Palabra, no podrán observarla. No podrán rendir obedien-
cia al estandarte de otra potencia. Por lo tanto, las leyes se volverán
más estrictas; pero serán violadas por razones de conciencia. El
gobierno, cegado y lanzado en su carrera fatal, creerá necesario man-
tener su falsa dignidad. Impondrá multas y penalidades cada vez
más severas, hasta la confiscación de los bienes y la privación de la
ciudadanía. Los “herejes” no podrán ni comprar ni vender. Serán
boicoteados. Y aun más, si persisten en lo que un gobierno cegado
llama “obstinación,” serán considerados traidores y el castigo que
merece la traición es la muerte.
La profecía declara que el gobierno de los Estados Unidos llegará
aún a decir que a los tales se les ha de dar muerte. Lo ya explicado