La salvaguardia de los jóvenes
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al principio, mayores a medida que vayan creciendo. Dejadles ver
que consideráis que os ayudan. Nunca, nunca permitáis que os oigan
decir: “Me estorban más de lo que me ayudan”.
Si ello es posible, el hogar debiera estar situado fuera de la ciu-
dad, donde los niños puedan tener terreno para cultivar. Asígnese
a cada uno de ellos un pedazo de tierra; y mientras se les enseña a
hacer un jardín, a preparar el suelo para la semilla y la importancia
de mantenerlo libre de malas hierbas, incúlqueseles también cuán
importante es mantener la vida libre de prácticas desdorosas y perju-
diciales. Enséñeseles a dominar los malos hábitos como desarraigan
la maleza en sus jardines. Se necesitará tiempo para impartirles estas
lecciones, pero reportarán grandes recompensas.
Hablad a vuestros hijos del poder que Dios tiene de hacer mila-
gros. Mientras estudian el gran libro de texto de la naturaleza, Dios
impresionará sus mentes. El agricultor labra su tierra y siembra su
semilla; pero no puede hacerla crecer. Debe confiar en que Dios hará
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lo que ningún poder humano puede realizar. El Señor pone su poder
vital en la semilla haciéndola germinar y tener vida. Bajo su cuidado
el germen de vida atraviesa la dura corteza que lo envuelve, y brota
para llevar fruto. Primero aparece la hoja, después la espiga, y luego
el grano lleno en la espiga. Al hablárseles a los niños de la obra que
Dios hace en la semilla, aprenderán el secreto del crecimiento en la
gracia.
Hay indecible valor en la laboriosidad. Enséñese a los niños a
hacer algo útil. Los padres necesitan sabiduría más que humana para
comprender cómo educar mejor a sus hijos para una vida feliz y útil
aquí, y un servicio superior y un gozo mayor en la otra vida.
El bienestar físico
Los padres deben procurar despertar en sus hijos interés en el
estudio de la fisiología. Desde el mismo amanecer de la razón, la
mente humana debería tener entendimiento acerca de la estructura
física. Podemos contemplar y admirar la obra de Dios en el mundo
natural, pero la habitación humana es la más admirable. Es. por
lo tanto, de la mayor importancia que la fisiología ocupe un lugar
importante entre los estudios elegidos para los niños. Todos ellos