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La Educación Cristiana
enseñanzas de Cristo tienen para muchos una anchura y profundidad
que nunca antes habían comprendido.
Las doctrinas de gracia y verdad no son realmente comprendidas
por la mayor parte de nuestros alumnos y miembros de iglesia.
Ceguera mental ha sobrecogido a Israel. El interpretar mal y dar un
sentido forzado, verdadero a medias y místico a los oráculos de Dios,
es para los agentes humanos un acto que pone en peligro sus propias
almas y las de otros. “Porque yo protesto a cualquiera que oye las
palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas,
Dios pondrá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si
alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará
su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad, y de las cosas
que están escritas en este libro”.
Apocalipsis 22:18, 19
. Aquellos
que por su interpretación humana hacen que la Escritura enuncie lo
que Cristo jamás puso en ella, debilitando su fuerza, haciendo que
la voz de Dios, oída en instrucciones y amonestaciones, testifique
mentira, a fin de no pagar el precio que demanda la obediencia a los
requerimientos de Dios, se han convertido en letreros que señalan
en dirección equivocada, hacia senderos falsos que conducen a la
transgresión y la muerte.
El testimonio del Alfa y Omega respecto al castigo por hacer no
esencial una palabra pronunciada por la boca de Dios, es la espantosa
denunciación de que recibirán las plagas escritas en el libro; sus
nombres serán borrados del libro de la vida y de la santa ciudad.
¿Cuántos pueden responder con verdad a esta pregunta: cuál es
la educación esencial para este tiempo? Educación significa mucho
más de lo que muchos suponen. La verdadera educación abarca
la disciplina física, mental y moral, a fin de que se apresten todas
las facultades para el mejor desarrollo, para servir a Dios y para
trabajar por la elevación de la humanidad. El buscar ser reconocido
y la glorificación propia privarán al agente humano del Espíritu de
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Dios, quedará destituido de aquella gracia que lo ha de hacer útil y
eficiente obrero de Cristo. Los que sólo desean glorificar a Dios, no
tratarán de hacer notorios sus supuestos méritos, de ser reconocidos
o de tener el puesto más alto. Los que oyen el llamado del Redentor
del mundo y lo obedecen, serán reconocidos por pueblo distinto,
abnegado y santo.