La influencia de las compañías
            
            
              251
            
            
              aunque sensible al maltrato, refrena sin embargo la pasión y perdona
            
            
              a sus enemigos.
            
            
              Dios nos ha dado fuerza intelectual y moral, pero en extenso
            
            
              grado, cada uno es arquitecto de su propio carácter. Cada día la
            
            
              estructura se acerca más a su terminación. La Palabra de Dios nos
            
            
              amonesta a prestar atención a cómo edificamos, a cuidar de que
            
            
              nuestro edificio esté fundado en la roca eterna. Se acerca el mo-
            
            
              mento en que nuestra obra quedará revelada tal cual es. Ahora es el
            
            
              momento en que todos han de cultivar las facultades que Dios les ha
            
            
              dado y formar un carácter que los haga útiles aquí y alcanzar la vida
            
            
              superior más allá.
            
            
              La fe en Cristo como Salvador personal dará fuerza y solidez
            
            
              al carácter. Los que tienen verdadera fe en Cristo, serán serios,
            
            
              recordando que el ojo de Dios los ve, que el Juez de todos los
            
            
              hombres pesa el valor moral, que los seres celestiales observan qué
            
            
              clase de carácter están desarrollando.
            
            
              La razón por la cual los jóvenes cometen tan graves errores,
            
            
              reside en que no aprenden por la experiencia de los que han vivido
            
            
              más que ellos. Los estudiantes no pueden deshacerse con escarnio o
            
            
              ridículo de los consejos e instrucciones de padres y maestros. Deben
            
            
              apreciar toda lección, comprendiendo al mismo tiempo su necesidad
            
            
              de una enseñanza más profunda de la que puede dar cualquier ser
            
            
              humano. Cuando mora Cristo en el corazón por la fe, su Espíritu
            
            
              llega a ser un poder que purifica y vivifica el alma. Cuando la verdad
            
            
              está en el corazón no puede dejar de ejercer una influencia correctora
            
            
              [274]
            
            
              sobre la vida. Aférrense los maestros y los alumnos a la verdad de
            
            
              Dios como a un tesoro del más alto valor, que no debe ser empañada
            
            
              por prácticas contrarias a su santo carácter.
            
            
              Recuerden los alumnos que están lejos de sus hogares y no
            
            
              ya bajo la influencia directa de sus padres, que el ojo de su Padre
            
            
              celestial los ve. El ama a los jóvenes. Conoce sus necesidades y
            
            
              comprende sus tentaciones. Ve en ellos grandes posibilidades y está
            
            
              dispuesto a ayudarles a alcanzar la más alta norma, si ellos quieren
            
            
              comprender su necesidad y pedirle ayuda.
            
            
              Alumnos, noche y día las oraciones de nuestros padres ascienden
            
            
              a Dios en vuestro favor; día tras día os sigue su interés lleno de amor.
            
            
              Escuchad sus súplicas y amonestaciones, y resolved, que por todo
            
            
              medio a vuestro alcance, os elevaréis por encima del mal que os