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Capítulo 41—La importancia de la educación física
La cultura física es una parte esencial de todo buen método de
educación. Ha de enseñarse a los jóvenes a desarrollar sus fuerzas
físicas, a conservarlas en el mejor estado y a hacerlas servir en
los deberes prácticos de la vida. Muchos creen que estas cosas
no forman parte de la labor escolar; sin embargo, es un error. Las
lecciones necesarias para hacerlo a uno idóneo en cuanto a utilidad
práctica, debieran enseñarse a todo niño en el hogar y en las escuelas.
El lugar donde debe empezar la cultura física es el hogar durante
la niñez. Los padres deben poner el fundamento de una existencia
sana y feliz. Una de las primeras cuestiones a decidir es la de la
comida, porque éste es un asunto del cual depende grandemente el
desarrollo de los pequeñuelos y la salud de la familia. La pericia en
la preparación de los alimentos es de suma importancia, y no lo es
menos que el alimento sea de la debida calidad y adecuada medida.
A todos nos es necesario hacer uso de sabiduría en el comer. Si
se ingiere más alimento que el que puede ser digerido y asimilado,
se acumula en el estómago un residuo que fermenta ocasionando
mal aliento y mal gusto en la boca. Se agotan las potencias vitales
en el esfuerzo por eliminar los residuos y el cerebro queda privado
de energía nerviosa. Menos alimento habría nutrido el organismo y
no desperdiciado sus energías con exceso de trabajo. No obstante,
se debe proveer alimento sano en cantidad y calidad adecuadas para
nutrir el organismo. Si seguimos la regla bíblica: “Si pues coméis
o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo a gloria de Dios”, no
daremos gusto al apetito a expensas de la salud física, la cual es
deber nuestro conservar.
Toda madre debiera cuidar que sus hijos conozcan sus cuerpos
y sepan cómo cuidarlos. Debiera explicarles la estructura y uso de
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los músculos que nos ha dado nuestro bondadoso Padre celestial.
Somos hechura de Dios y su Palabra declara que “asombrosa y mara-
villosamente” hemos sido formados. Ha preparado esta morada viva
para la mente, y está entretejida magistralmente, como un templo
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