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La Educación Cristiana
obra. El mismo Dios que dirige los planetas, obra en el plantío
de frutales y en el huerto de verduras. Jamás hizo una espina, un
cardo o una cizaña. Estas cosas son obra de Satanás, el resultado
de la degeneración, introducida por éste entre las cosas preciosas;
pero por la inmediata mediación de Dios cada pimpollo se abre
para convertirse en flor. Cuando Cristo se hallaba en el mundo,
revestido de humanidad, dijo: “Mi padre hasta ahora obra, y yo
obro”.
Juan 5:17
. De modo que cuando los alumnos emplean su
tiempo y vigor en trabajos de agricultura, se dice de ellos en el cielo:
Sois coadjutores de Dios.
1 Corintios 3:9
.
Reténganse los terrenos próximos al colegio y la iglesia. Los que
vienen a establecerse en Cooranbong pueden, si lo desean, buscar
para sí casas en la vecindad o en partes de la propiedad de Avondale.
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Pero según la luz que se me ha dado, toda esa porción de tierra,
desde el plantío del colegio hasta la carretera de Maitland y que se
extiende hacia ambos lados de ella, desde la capilla hasta la escuela,
debe convertirse en chacra y parque, embellecidos con fragantes
flores y árboles de adorno. Debe haber plantíos de frutales, y se debe
cultivar toda clase de productos que se adapten al terreno, a fin de
que este lugar llegue a ser una lección objetiva para aquellos que
vivan cerca y lejos de él.
Manténgase, pues, a distancia todo aquello que no sea esencial
a la obra del colegio, para que el carácter sagrado del lugar no sea
perturbado por la proximidad de familias y edificios. Permanezca el
colegio aislado. Será mejor para las familias particulares, no importa
cuán devotas sean en el servicio del Señor, que se sitúen a alguna
distancia del colegio. El colegio es propiedad del Señor y los terrenos
que lo rodean son su labranza, donde el gran Sembrador podrá hacer
de su huerto un libro de texto. Los resultados de las labores se verán
en este orden: “Primero hierba, luego espiga, después grano lleno en
la espiga”.
Marcos 4:28
. La tierra entregará sus tesoros trayéndonos
el gozo de una abundante cosecha; el producto cosechado por la
bendición de Dios ha de usarse como libro de texto de la naturaleza,
mediante el cual pueden explicarse las lecciones espirituales y ser
aplicadas a las necesidades del alma.