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              La Educación Cristiana
            
            
              movimientos sirva para algo. La torpeza y la ignorancia no son
            
            
              virtudes. Podréis elegir estereotiparos en un proceder erróneo por
            
            
              no tener la determinación de reformaros, o podréis cultivar vuestras
            
            
              facultades como para prestar el mejor servicio, y en este caso os
            
            
              veríais solicitados en todas partes. Seríais estimados en todo lo
            
            
              que valéis. “Todo cuanto hallare que hacer tu mano, hazlo con tus
            
            
              fuerzas”. “No perezosos en los quehaceres, fervorosos en espíritu,
            
            
              sirviendo al Señor”.
            
            
              Australia necesita que la levadura del sentido común sano y sóli-
            
            
              do se introduzca en todas sus ciudades y poblaciones. Hay necesidad
            
            
              de educación apropiada. Se debieran establecer colegios que respon-
            
            
              dan al propósito de que en ellos se obtengan no sólo conocimiento
            
            
              libresco sino también nociones de laboriosidad práctica. En diversas
            
            
              comunidades se necesitan hombres que indiquen a la gente cómo
            
            
              obtener las riquezas provenientes del suelo. El cultivo de la tierra
            
            
              dará su recompensa.
            
            
              Por la observancia de los días de fiesta, las personas, tanto del
            
            
              mundo como de las iglesias, han sido enseñadas a creer que los días
            
            
              de asueto son esenciales para la salud y la felicidad; sin embargo, los
            
            
              resultados revelan que dichas personas están llenas de maldad, la que
            
            
              a su vez está arruinando al país. Los jóvenes, por lo general, no son
            
            
              educados como para que formen hábitos de diligencia. Las ciudades
            
            
              y hasta los pueblos del campo se están volviendo como Sodoma
            
            
              y Gomorra y como el mundo de los días de Noé. La disciplina de
            
            
              los jóvenes en aquellos días era similar a la forma en que se educa
            
            
              y disciplina a los niños en esta época, esto es: amar la excitación,
            
            
              glorificarse a sí mismos y seguir tras la imaginación de sus corazones
            
            
              perversos. Ahora como entonces, la depravación, la crueldad, la
            
            
              violencia y el crimen son los resultados.
            
            
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              Todas estas cosas constituyen lecciones para nosotros. Pocos son
            
            
              en la actualidad realmente laboriosos y económicos. La pobreza y el
            
            
              dolor se hallan por doquier. Hay hombres que trabajan arduamente
            
            
              y obtienen muy poco por su trabajo. Se necesita conocimiento mu-
            
            
              cho más vasto acerca de la preparación del terreno. No hay visión
            
            
              suficientemente amplia con respecto a lo que se puede obtener de
            
            
              la tierra. Se sigue una rutina estrecha e invariable con resultados
            
            
              desalentadores. La valorización de la tierra ha maldecido este país
            
            
              y se han pagado precios exhorbitantes por terrenos comprados a