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La Educación Cristiana
a cabo; se les debiera animar en el sentido de alcanzar la más alta
norma de rectitud. Empero, desde su juventud en adelante se les
ha enseñado la idea popular de que los días de fiesta establecidos
deben ser respetados y observados. Según la luz que el Señor me ha
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dado, tales días no tienen más influencia en el sentido del bien que
la que tendría la adoración de las deidades paganas; pues en realidad
su observancia no equivale a nada menos. Esos días son ocasiones
de cosecha especiales de Satanás. El dinero extraído a hombres y
mujeres se gasta en lo que no es pan. Los jóvenes aprenden a amar
lo que es desmoralizador, lo que la Palabra de Dios condena. La
influencia es mala y solamente mala de continuo.
La ocupación manual para los jóvenes es esencial. La mente
no ha de ser recargada constantemente, con descuido de las fuerzas
físicas. La ignorancia de la fisiología y el descuido en observar las
leyes de la salud han llevado al sepulcro a muchos que podrían
haber vivido para trabajar y estudiar inteligentemente. El apropiado
ejercicio de la mente y del cuerpo desarrollará y fortalecerá todas las
facultades. La mente y el cuerpo serán preservados y podrán hacer
una variedad de trabajo. A los ministros y maestros les es necesario
ilustrarse acerca de estas cosas y asimismo practicarlas. El empleo
debido de la fuerza física, así como el de las facultades mentales,
equilibrará la circulación de la sangre y mantendrá a cada órgano
de la maquinaria viviente en ordenada marcha. A menudo se hace
mal uso de la mente; se la lleva a la locura al proseguir en un sólo
género de ideas; la ocupación excesiva del cerebro y el descuido
de los demás órganos del cuerpo originan una condición enfermiza
en el organismo. Puede emplearse toda facultad de la mente con
relativa seguridad si se utilizan igualmente las facultades físicas, y se
varía el tema de pensamiento. Necesitamos un cambio de ocupación
y la naturaleza es un maestro vivo y saludable.
Cuando los alumnos entran en el colegio para educarse, los ins-
tructores debieran tratar de rodearlos de objetos del carácter más
agradable e interesante, a fin de que la mente no se limite al estudio
muerto de los libros. El colegio no debiera estar ni dentro ni cer-
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ca de una ciudad, debido a que su lujo, sus placeres inicuos y sus
costumbres y prácticas malvadas requerirán constante trabajo para
contrarrestar la iniquidad reinante a fin de que no envenene la atmós-
fera misma respirada por los alumnos. Todos los colegios debieran