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La Educación Cristiana
Se ha dado un falso testimonio al condenar la tierra, la cual, si
fuese debidamente trabajada, produciría cuantiosas ganancias. Los
planes mezquinos, el poco vigor empleado y el reducido estudio
de los mejores métodos, piden a gritos una reforma. La gente tiene
que aprender que el trabajo paciente hará maravillas. Hay mucha
lamentación a causa del terreno improductivo, mientras que si los
hombres leyeran los escritos del Antiguo Testamento verían que el
Señor conoce mucho mejor que ellos lo referente al trato adecuado
de la tierra. Después de haberse cultivado durante varios años ciertas
porciones del terreno y de haber obtenido sus tesoros, se les debiera
conceder descanso, y cambiar las sementeras. Mucho podríamos
aprender también del Antiguo Testamento en cuanto al problema
del trabajo. Si los hombres quisieran seguir las instrucciones de
Cristo acerca de recordar a los pobres y suplir sus necesidades,
¡cuán diferente sería este mundo!
Tened siempre en vista la gloria de Dios y si la cosecha fracasa,
no os desaniméis; haced una nueva tentativa; sin embargo, recordad
que no podréis tener cosecha a menos que el terreno sea debidamente
preparado para la semilla; el fracaso puede deberse enteramente al
descuido de este punto.
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El colegio a establecerse en Australia debiera destacar el asunto
de las industrias, y revelar el hecho de que el trabajo corporal tiene
su sitio en el plan de Dios para cada hombre y que su bendición
acompañará a dicho trabajo. Los colegios establecidos por aque-
llos que enseñan y practican la verdad para este tiempo deben ser
dirigidos de manera que se añadan frescos y nuevos incentivos a
todas las clases de trabajo práctico. Habrá mucho que pruebe a los
educadores; sin embargo, se habrá logrado un objeto grande y noble
cuando los alumnos sientan que ha de revelarse el amor hacia Dios
no sólo en la consagración del corazón, de la mente y del alma, sino
también en la apta y sabia consagración de sus fuerzas. Será mucho
menor el número de sus tentaciones, y de ellos, por el precepto y
el ejemplo, resplandecerá una luz entre las teorías erróneas y las
costumbres que rigen en el mundo. Su influencia tenderá a corregir
la falsa idea de que la ignorancia es el distintivo de un hombre de
bien.
Dios sería glorificado si vinieran a este país hombres de otras
partes, que hayan adquirido una inteligente noción de la agricultura