La educación apropiada
29
dirigidas de acuerdo con el programa actual, podrían remediarse
en gran escala si se combinara el estudio con el trabajo. El mis-
mo mal existe en los colegios, pero en mayor grado, pues muchos
de los jóvenes se han educado en el vicio, y sus conciencias están
cauterizadas.
Muchos padres ponderan la firmeza y las buenas cualidades de
sus hijos. Al parecer, no consideran que estarán expuestos a las
seductoras influencias de jóvenes viciosos. Tienen sus temores al
enviarlos algo lejos, a la escuela, pero se hacen la ilusión de que por
haber tenido buenos ejemplos e instrucción religiosa, se mantendrán
fieles a los principios en su vida estudiantil. Muchos padres no tienen
más que una débil idea del grado de disolución que existe en estas
instituciones de saber. En muchos casos, han trabajado tenazmente
y sufrido muchas privaciones por el acariciado propósito de que
sus hijos obtuviesen una perfecta educación; y después de todos
sus esfuerzos, muchos han sufrido la amarga decepción de recibir
a sus hijos después del curso de estudios con hábitos disolutos y
organismos arruinados. Y con frecuencia son irrespetuosos para con
sus padres, desagradecidos e impíos. Estos engañados padres, así
recompensados por hijos ingratos, lamentan haberlos enviado lejos
[28]
de ellos para que estuviesen expuestos a las tentaciones y volviesen
arruinados física, mental y moralmente. Decepcionados y con el
corazón casi quebrantado, ven a sus hijos, en quienen tenían gran-
des esperanzas, seguir el curso del vicio y arrastrar una existencia
miserable.
Pero los hay que tienen firmes principios y que responden a la
expectativa de padres y maestros. Cursan sus estudios con limpias
conciencias, y terminan física y moralmente bien, no mancillados
por influencias corruptoras. Pero su número es pequeño.
Algunos estudiantes ponen todo su ser en el estudio, y consagran
su mente al propósito de educarse. Hacen trabajar el cerebro, pero
dejan inactivas las facultades físicas. El cerebro se recarga, y los
músculos se debilitan debido a la falta de ejercicio. Cuando estos
estudiantes se gradúan, resulta evidente que han obtenido su educa-
ción a expensas de su vida. Han estudiado día y noche durante años
consecutivos, manteniendo la mente en tensión constante, al paso
que dejaron de dar ejercicio suficiente a sus músculos. Lo sacrifican
todo por el conocimiento de las ciencias y van hacia la tumba.