Página 350 - La Educaci

Basic HTML Version

346
La Educación Cristiana
describir correctamente cada órgano del cuerpo y, no obstante, son
tan ignorantes en cuanto a las leyes de la salud y la curación de la
enfermedad como si la vida fuese regida por un ciego destino más
bien que por una ley definida e invariable.
La salud física se halla en la base misma de las ambiciones y
esperanzas de todos los estudiantes. De aquí la preeminente impor-
tancia de adquirir un conocimiento de aquellas leyes por las cuales
se obtiene y se conserva la salud. Cada joven debiera aprender a
regular sus hábitos dietéticos, es decir, saber qué, cuándo y cómo
comer. Debiera instruírselos acerca de cuántas horas dedicar al es-
tudio y cuánto tiempo al ejercicio físico. El cuerpo humano puede
compararse a una máquina esmeradamente ajustada, la cual requiere
cuidado para mantenerla en ordenada marcha. Una parte no debe
estar sujeta a constante desgaste y presión, en tanto que otra se oxida
por la inacción. Cuando se atarea la mente, los músculos debieran
tener también su parte de ejercicio.
La regulación debida de los hábitos en el comer, dormir, estudiar
y hacer ejercicio es un deber que todo estudiante tiene para consigo
mismo, para con la sociedad y para con Dios. La educación que
hará de los jóvenes una bendición para el mundo, es la que los
habilita para alcanzar un verdadero y noble desarrollo. El estudiante
que estudia arduamente, duerme poco, hace poco ejercicio y come
con irregularidad alimentos inapropiados o de calidad inferior, está
obteniendo preparación intelectual a expensas de la salud, de las
costumbres, de la espiritualidad y, acaso, de la vida.
Los jóvenes gustan, por naturaleza, de la actividad, y si no en-
cuentran legítimo desahogo para sus aprisionadas energías después
del confinamiento del aula, se vuelven inquietos e impacientes a
causa de la disciplina y son así inducidos a entregarse a los deportes
[381]
rudos indignos de hombres, que deshonran a tantas escuelas y cole-
gios, y hasta a sumirse en escenas de verdadera disipación. Muchos
de los jóvenes que dejaron sus hogares siendo inocentes, se hallan
corrompidos a causa de sus relaciones en la escuela.
Toda institución de enseñanza debiera hacer provisión para el
estudio y la práctica de la agricultura y las artes mecánicas. Se de-
biera emplear a maestros competentes para instruir a los jóvenes en
las diversas tareas industriales, así como en las diferentes ramas de
estudio. Al paso que se consagra una parte de cada día al mejora-