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La importancia de la preparación física
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miento mental, dedíquese un tiempo determinado al trabajo físico y
un tiempo conveniente a las prácticas devocionales y al estudio de
las Escrituras.
Esta disciplina fomentará hábitos de confianza propia, firmeza
y decisión. Los graduados en tales instituciones estarían prepara-
dos para empeñarse con éxito en los deberes prácticos de la vida.
Tendrían valor y perseverancia para sobreponerse a los obstáculos y
firmeza de principios que no se rendiría a las malas influencias.
Si los jóvenes no pudieran educarse más que en una sola direc-
ción, ¿cuál sería de mayor importancia: el estudio de las ciencias con
todas sus desventajas para la salud y las costumbres, o una perfecta
preparación en los deberes prácticos, con sanas costumbres y buen
desarrollo físico? Sin vacilar respondemos, lo último. Empero con
el debido esfuerzo pueden conseguirse ambas cosas, en la mayoría
de los casos.
Los que combinan el trabajo provechoso con el estudio no tienen
necesidad de ejercicios gimnásticos. Y el trabajo ejecutado al aire
libre es diez veces más beneficioso para la salud que el trabajo a
puerta cerrada. Tanto el artesano como el agricultor hacen ejercicio
físico; con todo, el agricultor es el más sano de los dos. Nada menos
que el aire y la luz solar, medios vigorizadores de la naturaleza,
satisfarán plenamente las demandas del organismo. El labrador del
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terreno encuentra en su trabajo todos los movimientos que se puedan
practicar en el gimnasio. Los campos son su gimnasio. El pabellón
del cielo es su techo, la tierra sólida su pavimento. Allí él ara y
azadona la tierra, siembra y cosecha. Observadle cómo durante la
siega del heno guadaña y rastrilla, maneja la horquilla, se contuerce,
levanta fardos y los carga, los arroja de sí, los prensa con los pies
y luego los apila. Estos diversos movimientos exigen la acción de
los huesos, coyunturas, músculos, tendones y nervios del cuerpo.
Su vigoroso ejercicio produce inspiraciones y exhalaciones plenas,
profundas y fuertes que dilatan los pulmones y purifican la sangre,
transmitiendo la cálida corriente de la vida a borbotones por las
arterias y las venas. Un labriego que sea moderado en todas sus
costumbres goza por lo general de buena salud. El trabajo le es
agradable. Tiene buen apetito. Duerme bien y puede estar contento.
Contrástese la condición del activo labriego con la del estudiante
que descuida el ejercicio físico. Este se sienta en una habitación