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La Educación Cristiana
de amor siempre dejan de ser madres buenas y prácticas. Son las
que edifican castillos en el aire y viven en un mundo irreal e ima-
ginario. Se vuelven sentimentales y tienen antojos enfermizos. Su
vida artificial las arruina para todo lo útil. Tienen la inteligencia
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empequeñecida, aunque se hagan la ilusión de que son superiores en
mentalidad y modales. La actividad en los quehaceres domésticos
es lo más ventajoso para las niñas.
El trabajo físico no impedirá el cultivo de la inteligencia. Lejos
de ello. Las ventajas obtenidas por el trabajo físico servirán de con-
trapeso a una persona, e impedirán que la mente sea recargada. La
fatiga recaerá sobre los músculos y aliviará al cerebro cansado. Hay
muchas jovencitas inquietas e inútiles que consideran poco femenino
el ocuparse en el trabajo activo. Pero sus caracteres son demasiado
transparentes para engañar a personas sensatas con respecto a su
inutilidad. Se sonríen bobamente, se ríen sin motivo, y todo en ellas
es afectación. Aparecen como si no pudiesen pronunciar las palabras
claramente y con propiedad, sino balbuciendo y riendo neciamente.
¿Son realmente señoritas? No nacieron necias sino que las educaron
así. Ser señorita no significa ser frágil, desvalida, estar sobrecargada
de adornos y reír tontamente. Se necesita más bien un cuerpo sano
para tener una inteligencia sana. La salud física y un conocimiento
práctico de todos los deberes domésticos necesarios, jamás consti-
tuirán un obstáculo para una inteligencia bien desarrollada; ambos
son altamente importantes para una señorita.
Todas las facultades mentales debieran ser puestas en uso y
desarrolladas, a fin de que hombres y mujeres tengan una mente
bien equilibrada. El mundo está lleno de personas unilateralmente
desarrolladas debido a que una parte de sus facultades fué cultivada,
en tanto que otras se empequeñecieron por la inacción. La educación
de la mayoría de los jóvenes es un fracaso. Estudian con exceso,
al paso que descuidan lo que atañe a la vida práctica. Hombres y
mujeres llegan a ser padres sin considerar sus responsabilidades y
su prole desciende más abajo que ellos en la escala de la deficiencia
humana. De ese modo la humanidad degenera rápidamente. La
aplicación constante al estudio, según la manera en que actualmente
se dirigen las escuelas, está inhabilitando a la juventud para la vida
práctica. La mente humana debe tener actividad. Si no está activa en
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la dirección adecuada, lo estará en la indebida. A fin de conservarla