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La Educación Cristiana
es posible mezclar lo profano con lo santo. Esto se ha hecho tan
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continuamente en lo pasado que el discernimiento espiritual de los
docentes se ha oscurecido y no pueden distinguir entre lo santo y
lo profano. Han tomado fuego extraño y lo han exaltado, alabado y
mantenido vivo; por lo que el Señor se ha apartado con desagrado.
Docentes, ¿no sería mejor hacer una consagración plena de vosotros
mismos a Dios? ¿Pondréis en peligro vuestras almas a causa de un
servicio dividido?
Por medio de la pluma y la voz, dad a Dios la honra debida. San-
tificad al Señor Dios en vuestros corazones y estad siempre prontos
para dar, a todo aquel que os la pidiera, razón de la esperanza que hay
en vosotros; empero con mansedumbre y temor. ¿Entenderán esto
los docentes de nuestras escuelas y colegios? ¿Tomarán la Palabra
de Dios como el libro de texto que puede hacerlos sabios para salva-
ción? ¿Impartirán a los alumnos esta sabiduría superior, dándoles
ideas claras y precisas de la verdad, a fin de que sean capaces de
presentar esas ideas a otros? Podrá parecer que la enseñanza de la
Palabra de Dios tiene poco efecto sobre las mentes y los corazo-
nes; pero si el trabajo del docente ha sido hecho en Dios, algunas
lecciones de divina verdad quedarán hasta en la memoria de los
más indiferentes. El Espíritu Santo regará la semilla sembrada y, a
menudo, brotará después de muchos días y llevará fruto para gloria
de Dios.
El gran Maestro del cielo no ha indicado a los docentes el es-
tudio de ninguno de los grandes autores, reputados por tales. El
dijo: “Venid a mí, ... aprended de mí, ... y hallaréis descanso para
vuestras almas”.
Mateo 11:28, 29
. Cristo ha prometido descanso,
y lo hallaremos aprendiendo lecciones de él. Le fueron entregados
todos los tesoros del cielo a fin de que pudiese dar esos dones al
que los buscara con diligencia y perseverancia. Nos ha sido hecho
por Dios “sabiduría, y justificación, y santificación y redención”.
1
Corintios 1:30
.
Los docentes deben comprender qué lecciones impartir, o de otra
suerte no podrán preparar alumnos para que se los promueva al curso
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superior. Deben estudiar las lecciones de Cristo y el carácter de su
enseñanza. Deben considerar su independencia del formalismo y la
tradición y apreciar la originalidad, la autoridad, la espiritualidad, la
ternura, la benevolencia y la practicabilidad de su enseñanza. Los