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La Educación Cristiana
llevando una vida incompatible con vuestra profesión; pues otros
están en peligro de ser influidos por vuestro proceder incorrecto.
Estáis luchando por la corona de la vida, y no debéis daros por
satisfechos con alcanzar una baja norma.
El Señor no acepta un trabajo hecho a medias; no debe haber de
vuestra parte equivocaciones en la sagrada obra de Dios. No confiéis
en vosotros mismos; antes bien someted a Dios vuestra voluntad,
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vuestras ideas y vuestros caminos y haced solamente su voluntad.
Vivid para agradar a Aquel que os tuvo en tan grande estima que dió
a Jesús, su Hijo unigénito, para salvaros de vuestros pecados. Por
sus méritos seréis aceptos. En vuestra vida escolar, tened presente
el pensamiento de que aquello que valga la pena hacer, es digno
de que se haga bien. Confiad en Dios por sabiduría a fin de que no
desaniméis a ningún alma en hacer lo bueno. Trabajad con Cristo
en atraer hacia él las almas. Pero nada adelantaréis si, mientras
condenáis la tibieza de los demás y señaláis sus errores, fracasáis
como ellos, por no haberos puesto de parte de lo justo y de lo leal.
Aun cuando las reglas y disposiciones parezcan innecesariamente
gravosas, sed obedientes a ellas, porque vosotros podéis errar en
vuestra experiencia. Haced lo mejor que podáis en cualquier cosa
que emprendiereis. Jesús es vuestro Salvador; fiaos de él para que
os ayude de día en día, y no sembréis cizaña sino la buena simiente
del reino.
“La lámpara del cuerpo es el ojo: así que, si tu ojo fuere sincero,
todo tu cuerpo será luminoso: mas si tu ojo fuere malo, todo tu
cuerpo será tenebroso”. Como estudiantes, debéis aprender a ver
con el cerebro lo mismo que con los ojos. Debéis educar vuestro
criterio de modo que no sea débil e ineficiente. Debéis orar por
dirección y encomendar vuestro camino al Señor. Debéis cerrar
vuestro corazón a las insensateces y al pecado y abrirlo en cambio a
toda influencia celestial. Debéis sacar el mayor provecho de vuestro
tiempo y oportunidades a fin de desarrollar un carácter simétrico. No
podéis albergar chistes, tonterías e indolencias si imitáis al modelo,
Cristo Jesús, y diariamente llegáis a ser más entendidos en cuanto a
lo que debéis hacer para ser salvos.
Jóvenes estudiantes, vuestra vida no puede ser gobernada por los
impulsos, sin que sobrevenga un completo fracaso como resultado.
No podéis seguir vuestras inclinaciones naturales, sin que tengáis