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La Educación Cristiana
Preparación para la obra
Los que se ocupan en esta obra debieran primeramente entregarse
sin reserva a Dios, colocarse donde puedan aprender de Cristo y
seguir su ejemplo. El los ha invitado así: “Venid a mí todos los que
estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar. Llevad mi
yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de
corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es
fácil, y ligera mi carga”.
Mateo 11:28-30
. Hay ángeles comisionados
para salir con los que emprenden esta tarea con verdadera humildad.
Hemos de orar sin cesar y vivir nuestras oraciones. La fe aumen-
tará grandemente con el ejercicio. Los que están colportando con
Lecciones Prácticas
deben aprender las lecciones enseñadas en el
libro con el cual trabajan. Aprended de Cristo. Tened fe en su poder
para ayudaros y salvaros. La fe es la misma sangre vital del alma.
Su presencia suministra ardor, salud, estabilidad y sano juicio. Su
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vitalidad y vigor ejercen una poderosa aunque inconsciente influen-
cia. La vida de Cristo en el alma es un pozo de agua que brota para
vida eterna. Induce al cultivo constante de los dones celestiales y a
una dócil sumisión en todas las cosas a Dios.
A los obreros, jóvenes y viejos, que trabajan con nuestros libros,
y especialmente a los que colportan con el libro que está cumpliendo
actualmente su misión de misericordia, digo: Ejemplificad en la
vida las lecciones dadas por Cristo en su sermón del monte. Es-
to producirá una profunda impresión y tendrá una influencia más
duradera sobre los ánimos que los sermones predicados desde el
púlpito. Puede ser que no podáis hablar elocuentemente a aquellos a
quienes deseáis ayudar; pero si habláis modestamente, ocultando el
yo en Cristo, vuestras palabras serán dictadas por el Espíritu Santo,
y Cristo, con quien estáis cooperando, impresionará el corazón.
Poned en práctica aquella fe que obra por el amor y santifica
el alma. Nadie permita ahora que el Señor se avergüence de él a
causa de su incredulidad. La pereza y el descorazonamiento jamás
logran nada. Dios permite a veces que sobrevengan trastornos en
los negocios seculares, con el fin de mover las facultades indolentes
a una acción más fervorosa, de modo que él pueda honrar la fe
confiriendo ricas bendiciones. Este es un medio de adelantar su obra.
Mirando a Jesús no sólo como nuestro ejemplo sino como el Autor