Página 87 - La Educaci

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El verdadero ideal para nuestra juventud
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Dios. No han de permitir que sus hijos se escapen de sus manos para
caer en las de los incrédulos. Han de hacer todo lo que puedan para
impedir que se saturen del espíritu del mundo. Han de educarlos
para que lleguen a ser obreros juntamente con Dios. Han de ser la
mano humana de Dios, preparándose a sí mismos y a sus hijos para
una vida sin fin.
Hay una obra seria que hacer por los niños. Antes que el castigo
se derrame sobre los habitantes de la tierra, el Señor llama a los que
son israelitas de verdad para que le sirvan. Juntad a vuestros hijos
en vuestras propias casas, separándolos de aquellos que proclaman
las palabras de Satanás y están desobedeciendo los mandamientos
de Dios.
Abarquemos en nuestra obra educacional a muchos más niños y
jóvenes, y habrá todo un ejército de misioneros listos para trabajar
para Dios.
Nuestras instituciones de enseñanza tienen mucho que hacer en
el sentido de hacer frente a la demanda de obreros preparados para
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los campos misioneros. Hacen falta obreros en todo el mundo. La
verdad de Dios ha de ser llevada a los países extranjeros, para que
los que están en tinieblas reciban la luz. Hay necesidad de talentos
cultivados en cualquier parte de la obra de Dios. Dios ha dispuesto
que nuestras escuelas sean el medio de desarrollar obreros para él;
obreros de los cuales no tenga que avergonzarse. El pide a nuestros
jóvenes que ingresen en nuestras escuelas y se preparen rápidamente
para el servicio.—
The Review and Herald, 22 de agosto de 1912
.
Reproducido en
Fundamentals of Christian Education, 541-545
.
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