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La necesidad de una reforma educacional
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su Creador y de que Cristo es el Modelo al cual deben adaptarse.
Debe prestarse más seria atención a la educación que impartirá un
conocimiento de la salvación, y amoldará la vida y el carácter a la
semejanza divina. Es el amor de Dios, la pureza del alma entretejida
en la vida a guisa de hebras de oro, lo que tiene verdadero valor.
La altura que el hombre puede alcanzar así no ha sido comprendida
plenamente.
Para llevar a efecto esta tarea, ha de ponerse un fundamento
más amplio. Debe introducirse y adoptarse un nuevo propósito,
ayudarse a los alumnos a aplicar los principios de la Biblia en todo
lo que hacen. Debe señalarse claramente y eliminarse todo aquello
que salga de lo recto, pues es iniquidad que no puede perpetuarse.
Es importante que todo maestro ame y cultive sanos principios y
doctrinas, por cuanto en ellos está la luz que ha de proyectarse en la
senda de todos los alumnos.
El mensaje del tercer ángel en nuestras escuelas
En el libro del Apocalipsis leemos acerca de una obra especial
que Dios quiere que su pueblo haga en estos últimos días. El nos
ha revelado su ley y nos ha mostrado la verdad para este tiempo.
Esta verdad se despliega constantemente, y Dios quiere que seamos
entendidos en ella para que podamos distinguir entre lo correcto y
lo erróneo, entre la justicia y la injusticia.
El mensaje del tercer ángel, la gran verdad probatoria para este
tiempo, ha de enseñarse en nuestras instituciones. Es designio de
Dios que por intermedio de ellas se dé esta amonestación especial y
rayos brillantes de luz resplandecerán sobre el mundo. El tiempo es
corto. Los peligros de los últimos días están muy cerca y debemos
velar y orar, estudiar y dar oído a las lecciones presentadas en el libro
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de Daniel y el Apocalipsis.—
Joyas de los Testimonios 2:409-411
.
Cuando Juan fué sacado de entre los que amaba para ser deste-
rrado a la solitaria Patmos, Cristo sabía dónde hallar a su fiel testigo.
Juan dice: “Yo Juan, vuestro hermano, y participante en la tribula-
ción y en el reino, y en la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla
que es llamada Patmos, por la Palabra de Dios y el testimonio de
Jesucristo. Yo fui en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de
mí una gran voz como de trompeta”. El día del Señor es el séptimo