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La Educación Cristiana
hallados leales y fieles para con el Dios del cielo? ¿Qué cosa existe
que pudiéramos estimar por encima de su verdad y de su ley? ¿Qué
educación puede darse a los alumnos de nuestras escuelas que sea
tan necesaria como un conocimiento de “qué dice la Escritura”?—
Testimonies for the Church 6:130, 131
.
Sabemos que existen escuelas que dan oportunidades para ins-
truirse en las ciencias; pero queremos algo más que esto. La ciencia
de la verdadera educación es la verdad, la cual ha de quedar grabada
tan profundamente en el alma que no pueda ser borrada por el error
que abunda por doquiera. El mensaje del tercer ángel es verdad,
luz y poder, y el presentarlo de manera que produzca las debidas
impresiones en el corazón debe ser obra de nuestras escuelas tanto
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como de nuestras iglesias, del maestro como del ministro. Los que
aceptan puestos de educadores deben estimar cada vez más la vo-
luntad revelada de Dios y presentada tan clara y notablemente en
Daniel y el Apocalipsis.
El estudio de la Biblia
Las urgentes necesidades que se están haciendo sentir en este
tiempo exigen una educación constante en el conocimiento de la
Palabra de Dios. Esta es la verdad presente. Por todo el mundo
debiera haber una reforma en el estudio de la Biblia, pues hoy se
necesita como nunca antes. A medida que esta reforma progrese,
se realizará una obra poderosa; pues cuando Dios declaró que su
Palabra no volverá a él vacía quiso decir realmente todo lo que dijo.
El conocimiento de Dios y de Jesucristo, a quien envió es la más
elevada educación y ella llegará a cubrir la tierra con su maravillosa
luz, como las aguas cubren la mar.
El estudio de la Biblia es especialmente necesario en las escuelas.
Los alumnos debieran ser arraigados y fundados en la verdad divina.
Se debiera llamar su atención no ya a los asertos de los hombres, sino
a la Palabra de Dios. Por sobre todos los demás libros, la Palabra
de Dios debe ser nuestro tema de estudio, el gran libro de texto, la
base de toda educación; y nuestros niños deben ser educados en
las verdades que ella encierra, sin atender a hábitos y costumbres
precedentes. Al hacer esto, maestros y alumnos encontrarán el tesoro
escondido: la educación más elevada.