Página 45 - La Edificaci

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Resultados de la plegaria ferviente
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transcurrido entre las fascinaciones de una corte pagana, y su mente
estaba fatigada con los asuntos de un gran imperio. Sin embargo,
él se aparta de todas estas cosas para afligir su alma delante de
Dios, y buscar un conocimiento de los propósitos del Altísimo. Y
en respuesta a sus súplicas, se le envía luz de las cortes del cielo,
destinada a aquellos que vivieran en los días finales. ¡Con qué fervor,
pues, debiéramos buscar a Dios, a fin de que él nos abra nuestro
entendimiento para comprender las verdades que nos fueron traídas
del cielo!
“Y sólo yo, Daniel, vi aquella visión, y no la vieron los hombres
que estaban conmigo, sino que se apoderó de ellos un gran temor, y
huyeron y se escondieron... Y no quedó fuerza en mí, antes mi fuerza
se cambió en desfallecimiento, y no tuve vigor alguno”.
Daniel
10:7, 8
. Todos los que están verdaderamente santificados tendrán
una experiencia similar. Cuanto más claras sus concepciones de la
grandeza, la gloria, y la perfección de Cristo, más vívidamente verán
su propia debilidad e imperfección. No tendrán ninguna disposición
a alardear de un carácter impecable; lo que parecía correcto y amable
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en ellos, en contraste con la pureza y la gloria de Cristo aparecerá
solamente como indigno y corruptible. Cuando los hombres se hallan
separados de Dios, y tienen conceptos muy vagos de Cristo, entonces
dicen: “Soy sin pecado; estoy santificado”.
Gabriel ahora se le apareció al profeta, y se dirigió a él en estos
términos: “Daniel, varón muy amado, está atento a las palabras que
te hablaré, y ponte en pie; porque a ti he sido enviado ahora. Mientras
hablaba esto conmigo, yo me puse en pie temblando. Entonces me
dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu
corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron
oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido”.
Daniel
10:11, 12
.
Honor real para Daniel
¡Qué grande honor se le muestra a Daniel por parte de la Ma-
jestad del cielo! Dios consuela a su siervo tembloroso, y le asegura
que su oración ha sido escuchada en el cielo. En respuesta a esta
ferviente petición, el ángel Gabriel es enviado para influir sobre
el corazón del monarca persa. El rey ha resistido las impresiones