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La Edificación del Carácter
del Espíritu de Dios durante las tres semanas en que Daniel estaba
ayunando y orando, pero el Príncipe del cielo, el Arcángel, Miguel,
es enviado para cambiar el corazón del obstinado rey e inducirlo a
tomar una medida resuelta en respuesta a la oración de Daniel.
“Mientras me decía estas palabras, estaba yo con los ojos puestos
en tierra, y enmudecido. Pero he aquí, uno con semejanza de hijo de
hombre tocó mis labios... y me dijo: Muy amado, no temas; la paz sea
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contigo; esfuérzate y aliéntate. Y mientras él me hablaba, recobré las
fuerzas, y dije: Hable mi señor, porque me has fortalecido”.
Daniel
10:15, 16, 19
. Tan grande era la gloria divina revelada a Daniel
que él no la pudo soportar. Entonces el mensajero del cielo veló la
refulgencia de su rostro y apareció al profeta “uno con semejanza
de hijo de hombre”. Por medio de su poder divino fortaleció a este
hombre de integridad y de fe, para escuchar el mensaje enviado a él
de parte de Dios.
Daniel era un siervo devoto del Altísimo. Su larga vida estuvo
llena de nobles hechos de servicio por su Maestro. Su pureza de
carácter y su inalterable fidelidad son igualadas por su humildad
de corazón y su contrición delante de Dios. Repetimos, la vida de
Daniel es una ilustración inspirada de verdadera santificación.
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