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Capítulo 7—La transformación del carácter de Juan
El apostol San Juan fue distinguido por sobre sus hermanos como
el “discípulo a quien amaba Jesús”.
Juan 21:20
. Aunque no era en
el más mínimo grado cobarde, débil o vacilante en carácter, poseía
una disposición amable, y un corazón cálido y amoroso. Parecía
haber gozado, en un sentido preeminente, de la amistad de Cristo, y
recibía muchas muestras de la confianza y del amor de su Salvador.
El fue uno de los tres a quienes se les permitió presenciar la gloria
de Cristo sobre el monte de la transfiguración, y su agonía en el
Getsemaní; y a Juan, nuestro Señor confió el cuidado de su madre
en las últimas horas de angustia sobre la cruz.
El afecto del Salvador por el discípulo amado fue retribuido con
toda la fuerza de su ardiente devoción. Juan se asió de Cristo como
la vid se adhiere al imponente pilar. Por causa de su Maestro hizo
frente con valentía a los peligros de la sala del juicio, y se quedó
cerca de la cruz; y ante las noticias de que Jesús había resucitado, se
apresuró ir al sepulcro, ganando en su celo aun al impetuoso Pedro.
El amor de Juan por su Maestro no era una mera amistad humana;
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sino que era el amor de un pecador arrepentido, que sentía que
había sido redimido por la preciosa sangre de Cristo. Estimaba
como el mayor honor trabajar y sufrir en el servicio de su Señor.
Su amor por Jesús lo inducía a amar a todos aquellos por quienes
Cristo murió. Su religión era práctica. Razonaba que el amor a Dios
debía manifestarse en el amor a sus hijos. Se lo oyó reiteradamente
diciendo: “Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también
nosotros amarnos unos a otros”. “Nosotros le amamos a él, porque
él nos amó primero. Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece
a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a
quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?”
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Juan 4:11, 19, 20
. La vida del apóstol estaba en armonía con sus
enseñanzas. El amor que brillaba en su corazón por Cristo, lo indujo
a realizar el más ferviente esfuerzo y la más incansable labor por sus
semejantes, especialmente por sus hermanos en la iglesia cristiana.
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