La vida de un gran héroe de Dios
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un buen hombre, como los apóstoles, pero negaban su divinidad.
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Juan vio los peligros a que estaría expuesta la iglesia, si recibía esas
ideas, y les hizo frente con rapidez y decisión. Escribió a uno de los
más honorables colaboradores en el Evangelio, una mujer de buena
reputación y extensa influencia, lo siguiente:
“Muchos engañadores han salido por el mundo, que no confiesan
que Jesucristo ha venido en carne. Quien esto hace es el engañador y
el anticristo. Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis el fruto
de vuestro trabajo, sino que recibáis galardón completo. Cualquiera
que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a
Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre
y al Hijo. Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo
recibáis en casa, ni le digáis: ¡Bienvenido! Porque el que le dice:
¡Bienvenido! participa en sus malas obras”.
2 Juan 7-11
.
Juan no había de proseguir su labor sin grandes inconvenientes.
Satanás no estaba ocioso. Instigaba a hombres malos a acortar la
vida útil de este hombre de Dios; pero los ángeles lo protegían de
sus asaltos. Juan había de permanecer como un fiel testigo de Cristo.
La iglesia en su peligro necesitaba su testimonio.
Valiéndose de interpretaciones erróneas y falsedades los emisa-
rios de Satanás habían tratado de suscitar la oposición contra Juan,
y contra la doctrina de Cristo. En consecuencia, disensiones y he-
rejías estaban haciendo peligrar la iglesia. Juan hizo frente a estos
errores con firmeza. Interrumpió el camino de los adversarios de
la verdad. Escribió y exhortó en el sentido de que los dirigentes
de estas herejías no debían recibir el menor estímulo. Hoy en día
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existen peligros similares a aquellos que amenazaron la prosperidad
de la iglesia primitiva, y las enseñanzas de los apóstoles sobre estos
puntos deben ser claramente escuchadas. “Debes tener caridad”, es
el clamor que debe oírse por doquiera, especialmente por parte de
aquellos que profesan santificación. Pero la caridad es demasiado
pobre para cubrir el pecado inconfeso. Las enseñanzas de Juan son
importantes para aquellos que viven en medio de los peligros de
los últimos días. El había estado íntimamente asociado con Cristo,
había escuchado sus enseñanzas, y había presenciado sus poderosos
milagros. Presentaba un convincente testimonio, que hacía que las
falsedades de sus enemigos no tuvieran ningún efecto.