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Biografías bíblicas
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solo de parte de Dios. La idolatría fue derribada por el poder de la fe,
y la lluvia dio testimonio de las lluvias de bendición que aguardaban
para ser derramadas sobre Israel. Luego, cansado y débil, huyó ante
las amenazas de Jezabel, y solo en el desierto deseaba morir. Le
había faltado la fe. No podría completar la obra que había empezado.
Dios le ordenó que ungiera a otro como profeta en su lugar.
La disciplina del sufrimiento
Pero el Señor tuvo en cuenta el servicio sincero de su siervo.
Elías no iba a perecer desalentado y solo en el desierto. No le to-
caría descender a la tumba, sino subir con los ángeles de Dios a la
presencia de su gloria.
Estos casos declaran lo que algún día comprenderá todo ser hu-
mano: que el pecado solamente puede acarrear vergüenza y pérdida,
que la incredulidad significa fracaso, pero que la misericordia de
Dios llega hasta las mayores profundidades; que la fe eleva al alma
arrepentida hasta compartir la condición de hijos de Dios.
Todos los que en este mundo prestan verdadero servicio a Dios
o al hombre, reciben una educación preparatoria en la escuela del
dolor. Cuanto mayor sea la confianza y más elevado el servicio, más
difícil será la prueba y más severa la disciplina.
Estudiad las vidas de José y Moisés, de Daniel y David. Compa-
rad la historia de los primeros años de David con la de Salomón, y
considerad los resultados.
David estuvo en su juventud íntimamente relacionado con Saúl,
y su permanencia en la corte y su contacto con los miembros de
la casa del rey le permitieron descubrir la naturaleza de los afanes,
las penas y las perplejidades ocultas bajo el brillo y la pompa de la
realeza. Vio cuán incapaz es la gloria humana para dar paz al alma,
y sintió alivio y alegría al regresar de la corte del rey para cuidar los
rebaños.
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Cuando, a causa de los celos de Saúl, tuvo que huir al desierto,
David, aislado de toda ayuda humana, se apoyó más fuertemente
en Dios. La incertidumbre y la inquietud de la vida del desierto, su
incesante peligro, la necesidad de huir con frecuencia, el carácter
de los hombres que se le unieron allí, “todos los afligidos, y todo
el que estaba endeudado, y todos los que se hallaban en amargura