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La Educación
“Con mi voz clame a Jehová,
Y él me respondió desde su monte santo.
Yo me acosté y dormí,
Y desperté, porque Jehová me sustentaba.
No temeré a diez millares de gentes,
Que pusieren sitio contra mí
Después de cometer su gran pecado, en la angustia del remordi-
miento y la repugnancia de sí mismo, se dirigió aún a Jehová como
a su mejor amigo:
“Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia;
Conforme a la multitud de tus piedades borra mis
rebeliones[...].
Purifícame con hisopo, y seré limpio;
Lávame, y seré más blanco que la nieve
En su larga vida, David no halló en la tierra lugar de descanso.
“Extranjeros y advenedizos somos delante de ti dijo, como todos
nuestros padres; y nuestros días sobre la tierra, cual sombra que no
dura
“Dios es nuestro amparo y fortaleza,
Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida,
Y se traspasen los montes al corazón del mar”.
“Del río sus corrientes alegran la ciudad de Dios,
El santuario de las moradas del Altísimo.
Dios está en medio de ella; no será conmovida.
Dios la ayudará al clarear la mañana [...].
Jehová de los ejércitos está con nosotros;
Nuestro refugio es el Dios de Jacob”.
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“Porque este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre.
Él nos guiará aún más allá de la muerte
Durante su vida terrenal, Jesús enfrentó a la tentación con un
canto. A menudo, cuando se decían palabras mordaces y ofensivas,